Capítulo 2: Un Cambio Y Un Encuentro Extraño ☑️

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Eran las ocho de la mañana y Sarah ya estaba despierta. No fue tan difícil dejar a un lado la pereza mañanera ya que sabía que sería un día muy ajetreado, su ansiedad iba en aumento porque le hacía ilusión ver a su tía Emily a quien extrañaba mucho.

Gabrielle había ido a verla para comprobar que ya estuviese despierta y le indicó que se levantase pronto de la cama para que desayunasen todos juntos. Sarah se levantó diez minutos después y se vistió rápidamente para reunirse con sus padres.

Al entrar a la cocina ellos le sonrieron y le dieron un beso en la mejilla para darle los buenos días.

—¿Cómo dormiste, hija? —preguntó John, sirviéndole un emparedado de queso fundido.

Sarah tomó asiento y le dio un mordisco inmediatamente.

—Muy bien... ¿Ustedes? —dijo Sarah entre mordisco y mordisco.

John y Gabrielle sonrieron al ver como Sarah comía con tanta gracia, quedando en evidencia el apetito voraz con el que se había levantado.

—Hemos dormido bien, aunque a tu madre le costó conciliar el sueño. Imagino que sabes por qué.

—Por favor, mamá, no me digas que te has desvelado pensando en mi estadía en Londres... —dijo Sarah con algo de pena.

—No, hija... Bueno, sí, pero luego oré para que este año fuera muy bueno para ti —dijo Gabrielle de una forma que a Sarah le pareció tierna.

Sonrió y no la molestó más con el tema, después de todo una madre jamás dejaría de tener sus preocupaciones.

Los tres tomaron desayuno tranquilamente. Más tarde, Sarah revisó los últimos detalles de su equipaje antes de dejar su hogar, guardó en su mochila una foto en la que salía sentada en el pasto con sus padres junto a sus numerosas mascotas. Era una foto que demostraba lo feliz que era en su campestre hogar junto a su familia.

—Cualquier inconveniente que tengas, no dudes en volver a casa o en llamarnos para ir a tu encuentro —dijo John con ternura y un dejo de preocupación mientras se despedía de ella.

Sarah se conmovió ante sus palabras y le abrazó con más fuerza aún.

—Lo haré —prometió.

Cuando Sarah estuvo cómoda junto a su madre en los asientos del bus que las llevaría a la gran ciudad, conectó los audífonos a su iPad y entonces se los puso en los oídos. Inmediatamente Gabrielle la miró con desaprobación.

—Hija, por favor no te conectes.

Sarah solo rió y gesticuló un "lo siento" antes de reproducir la primera canción de su lista musical. A Gabrielle no le quedó más opción que sacar una revista para echarle un vistazo durante el camino ante la renuencia de su hija por entablar algún tipo de conversación.

La mente de Sarah se perdió en la letra de la canción Falling In Love de McFly, uno de sus grupos favoritos. Fijó sus ojos en el paisaje dispuesta a disfrutar del viaje. Se preguntó cómo iba a ser el nuevo año escolar para ella, a cuántas personas conocería y si estaría al nivel de todo el coeficiente intelectual que el establecimiento exigía. Emily le había dicho que si tenía problemas con alguna materia podía contar con la disponibilidad de la mayoría de los estudiantes de último año quienes ofrecían tutorías para ganar algo de dinero y menciones en su hoja de vida para la Universidad, después de todo la enseñanza en los pueblos pequeños como Bibury no estaba al mismo nivel que en el de las ciudades, sobre todo no como en Londres. Como Sarah era tímida con personas que no conocía no sabía si sería capaz de pedirle a alguien que fuera su tutor o tutora, se moría de vergüenza al imaginarse pidiendo aquello a alguien que era mayor que ella. Simplemente se le hacía muy difícil y punto.

Mi Forma Personal de Amarte (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora