¿Qué sería de un inicio de año escolar sin una fiesta clandestina de bienvenida?
Es lo que Sarah pensaba mientras se preguntaba internamente en qué diantres pensó cuando aceptó ir a aquella fiesta en la casa de un completo desconocido que pareció comenzar bien y que terminó con varios estudiantes siendo arrestados por la policía.
La noche se había convertido en un desastre. Y ella estaba con el corazón prácticamente en la mano mientras oía desde unos matorrales como todo ocurría. Se había salvado por poco de ser llevada a una estación de policía y de mucho más por el simple hecho de estar en el lugar y momento equivocado.
¿A quién debía agradecérselo?
Miró hacia el lado, encontrándose con los ojos marrones de alguien con quien se juró no estar involucrada en ninguna circunstancia. Al menos no después de los últimos acontecimientos nefastos en la escuela.
¿Cómo había terminado con él cuidando sus espaldas?
Bueno...
Veinticuatro horas antes.
Era jueves, la semana estaba pronta a terminar y con ella el fin de las ya aburridas pruebas de diagnóstico. Sarah se encontraba en la sala de estar leyendo los últimos capítulos del libro Hush Hush de Becca Fitzpatrick, el cual hubiese terminado antes de no ser por las tareas que sus exigentes profesores le llevaban encargando a ella y a todos continuamente.
—¡Sí! —exclamó Vanessa con las manos en altos, estirándose como un felino—. Al fin terminé. Soy libre este fin de semana.
Theresa la miró impresionada.
—¿Terminaste todas tus tareas de esta semana?
—Así es —le respondió su hermana con una sonrisita llena de satisfacción.
Sarah alzó la vista para sonreírle con camaradería. Ella también había terminado sus tareas hace unas horas.
—Enhorabuena. Solo espero que mañana no nos envíen trabajos para el fin de semana.
—Silencio, Sarah —le dijo Alexandra cansinamente sin levantar la vista del ensayo que estaba escribiendo para literatura—. Si dices cosas así en voz alta puede que se hagan realidad.
—Estás de broma ¿verdad? —rió Sarah.
—Alexandra tiene razón —coincidió Theresa—. Es como escuchar a un pájaro de mal agüero.
—De acuerdo, voy a intentar no sentirme insultada por esa comparación, muchas gracias.
Las tres chicas rieron bajito mientras Sarah volvía a concentrarse en su lectura con una sonrisa divertida. En los pocos días que llevaba conociéndolas se dio cuenta de que eran muy agradables y livianas de carácter. Emily estaba muy conforme con todas, principalmente porque siempre buscaban ayudar en algo. Las únicas que compartían habitación por elección eran Theresa y Vanessa, ambas estaban acostumbradas a dormir juntas en literas. Mientras que Alexandra, al igual que Sarah, tenía su propia habitación.
Media hora más tarde, todas estuvieron libres de tareas escolares. Theresa y Alexandra habían terminado casi al mismo tiempo con un gran suspiro de alivio.
—¿Van a ir a la fiesta de bienvenida? —preguntó de repente Theresa desde el sofá en el cual estaba recostada de espaldas.
Las demás alzaron la vista con el ceño fruncido.
—¿Fiesta? ¿Qué fiesta? —preguntó Alexandra.
Theresa miró a su hermana como si ella tuviese la respuesta.
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Mi Forma Personal de Amarte (Libro I)
RomanceSarah es una chica de dieciséis años llena de recuerdos y vivencias. Ha sido criada en el campo casi toda su vida, viviendo libre, sanamente y rodeada de naturaleza en el sur de Inglaterra. Una chica generalmente dócil pero con un carácter complicad...