Mi Forma Personal de Amarte (Libro I)

Capítulo 25: Ojos Marrones Que Juzgan ☑️

—Bueno, él es mi...

—Puedo presentarme yo mismo.

Sarah enarcó las cejas al ver que el hermano de Cristóbal tenía un carácter tan peculiar que en vez de hacerla sentir posiblemente intimidada, le hizo sentir empatía. Como si estuviera viendo la cara de una misma moneda con la que ya estaba familiarizada. Minutos atrás, cuando vio que ambos entraban a la sala de música, supo inmediatamente que el chico que venía con Cristóbal era George. Principalmente porque el color de sus ojos era muy similar, entre otros detalles.

¿Y qué hacía George un lunes después de clases en el Madisson?

Pues su presencia se debía a que Cristóbal había decidido que era hora de comenzar a prepararse para el evento de beneficencia para niños con cáncer, razón por la que Sarah había estado allí en la sala de música esperando a todos los participantes. Cristóbal le había dicho en la mañana que su hermano se les uniría sin ninguna razón en específico, lo cual le pareció tan extraño como inquietante. Miguel, Ben y Alejandro aún estaban tardando en llegar.

Sarah dio un paso más cerca de George.

—Es un gusto conocerte y saber que participarás con nosotros en un evento tan importante.

—Hola —dijo él, estudiando a Sarah con esos ojos tan familiares como si ella representase una ecuación matemática interesante—. Me llamo George y tú debes ser Sarah. Mi hermano tenía razón, eres linda. Es bueno saber que en eso no ha mentido.

Cristóbal miró a su hermano con severidad, su mandíbula tensándose, pero antes de que surgiera un intercambio de palabras poco agradable entre ambos, Sarah sonrió como si nada mientras la puerta al fin se abría para dejar pasar a los tres chicos restantes que conformarían el grupo musical. Mientras todos se saludaban con la típica familiaridad, Sarah aprovechó para observar mejor a George. A pesar de que el chico tenía quince años, desprendía el mismo atractivo que su hermano. Era imposible no notarlo o intentar ignorarlo. A diferencia de Cristóbal, George tenía el cabello más rubio que castaño, y sus rasgos eran más sofisticados, lo que le daba cierto toque de fría elegancia. De pronto se quedó absorta viendo como George se alejaba tranquilamente de los demás para ordenar prolijamente y con cuidado unas partituras que estaban sobre el escritorio que usaba el profesor Charlie. Entonces recordó lo que Cristóbal le confesó en el primer receso cuando le dijo que George participaría junto a ellos en el evento.

<<—George fue diagnosticado de autismo leve a los seis años. Cuando era un niño este aspecto era más notorio en él que ahora, la mayoría de las veces las personas no lo notan y tampoco es como si se le tuviera que decir a todo el mundo como parte de una carta de presentación a la hora de conocerlo, pero hay rasgos en él que están muy marcados, uno de ellos es que a pesar de su edad siempre ha sido un chico muy serio, no entiende las bromas y rara vez ríe o sonríe, no habla mucho y cuando lo hace es porque el tema es lo suficientemente serio e interesante para entrometerse, así que no te sientas mal si no parece amable o pareciera que no le caes bien.>>

Sarah no se manejaba muy bien con todo lo referente al autismo, solo había conocido a una persona así cuando estaba en tratamiento por su leucemia, un niño de ocho años que se la pasaba armando cubos Rubik de diferentes tipos. Sarah siempre se le quedaba viendo con asombro cada vez que les tocaba estar en la misma sala para las quimioterapias. Había querido preguntar más acerca de George, pero no lo hizo porque se dio cuenta de que para Cristóbal quizás sería algo incómodo.

—Bueno —dijo Cristóbal, llamando la atención de todos. George solo se giró para prestarle atención cuando se hubo asegurado de que todo estaba en su lugar—, quise que nos reuniéramos aquí para acordar lo que tocaremos, a qué hora, dónde nos juntaremos durante la semana y quiénes serán las dos voces que interpretarán la canción que escojamos.