Los cuatro días que Sarah pasó sin ir a la escuela fueron casi eternos.
Se pasó dos días enteros viendo las dos primeras temporadas de la serie Arrow. Como consecuencia, casi quedó con los ojos cuadrados de tanto ver la pantalla de la laptop de su tía, sin embargo ver al actor que interpretaba a Oliver Queen valía la pena.
El fin de semana fue un poco mejor debido a que Julieta la visitó para que pudiesen retomar su trabajo de historia. Ambas se pusieron de lleno en ello y lograron avanzar más de la mitad en la construcción de su maqueta. Incluso Gabrielle se animó a ayudarlas.
Julieta resultó ser del agrado de Gabrielle y Emily, tanto así que incluso la invitaron para cenar fuera el domingo y luego la dejaron frente a su casa antes del anochecer.
El lunes en la mañana, Gabrielle se despidió de su hija al ver que ella se encontraba bien y sin la necesidad de ser escoltada a cada momento, volviendo así a Bibury al lado de su esposo. Fue así como Sarah, mientras volvía a entrar a la escuela para retomar sus clases, tuvo la sensación de que todo volvía a la normalidad a excepción de su lesión y las limitaciones que traía con ello.
De todas formas se sintió bastante animada.
Sus compañeros de clases se mostraron muy amables con ella y muchos quisieron saber en detalle sobre qué tipo de accidente tuvo para terminar así, sin embargo la curiosidad menguaba una vez que Sarah les relataba, sin darle tanta importancia, de su caída producto de un golpe accidental que recibió con una pelota de voleibol.
Durante el desayuno incluso le cedieron el paso para que no tuviese que hacer la fila, lo cual, según Julieta, era totalmente genial y conveniente.
Para la hora del almuerzo, Sarah acordó con Emily que para no ir y venir todos los días en taxi a esa hora prefería comer en la escuela hasta que le quitasen el yeso y la muleta ya que veía un despilfarro de dinero gastar por cuatro viajes cinco días a la semana.
Al llegar la tarde, cuando iba cruzando por uno de los patios traseros, se le deslizó su marcapáginas de un libro que llevaba en la mano. Justo cuando se disponía a recogerlo, escuchó risas graves y masculinas por el frente, entonces sus ojos localizaron de forma automática a Cristóbal quien iba con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón mientras reía libremente por lo que sea que decía Alejandro a su lado.
Su risa...
Verlo reír así fue un golpe directo al corazón de Sarah, de esos golpes inesperados y totalmente aturdidores que la dejaban en trance porque, aunque no lo dijese en voz alta, la risa de Cristóbal era bella, encantadora y melodiosa, del tipo de risa que uno querría grabar para escuchar una y otra vez.
Miguel también los acompañaba junto a dos chicos más que ella no recordaba haber visto antes.
Y como si Cristóbal sintiese su mirada encima, miró al frente y la localizó con la misma rapidez, su atención centrándose en ella inmediatamente y por completo.
Cuando quedaba poco para que se cruzasen, él desvió la mirada, ignorándola y sin amainar sus pasos.
Sarah intentó no darle importancia, después de todo tenían un acuerdo claro.
Pero quienes sí le prestaron atención fueron Alejandro y Miguel.
—¡Señorita campesina! —la saludó Alejandro con una reverencia que inevitablemente le sacaron una sonrisa por lo gracioso que le resultaba que él volviese a hacer eso—. ¡Que te recuperes pronto, bella pueblerina! —exclamó una vez que pasó por su lado.
Miguel, quien se quedó atrás de su grupo de amigos, se agachó para recoger el marcapáginas caído.
—Aquí tienes —le dijo, ofreciéndole el marcador con una sonrisa amable.
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Mi Forma Personal de Amarte (Libro I)
RomanceSarah es una chica de dieciséis años llena de recuerdos y vivencias. Ha sido criada en el campo casi toda su vida, viviendo libre, sanamente y rodeada de naturaleza en el sur de Inglaterra. Una chica generalmente dócil pero con un carácter complicad...