Capitulo 12: Simplemente Cristóbal (Parte I) ☑️

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—De acuerdo, basta. ¿Qué pasa contigo?

Sarah abrió los ojos cuando se volteó a ver a una Julieta algo exasperada y a la espera de una explicación.

El problema es que Sarah no sabía qué explicación debía dar.

¿Había hecho algo malo sin darse cuenta?

—Mmm... ¿De qué estamos hablando exactamente?

—¡A eso precisamente me refiero! —le siseó ella mientras miraba de reojo al profesor de historia que estaba atento a lo que la tercera pareja de estudiantes presentaba allí adelante.

Había llegado el día de las exposiciones de las maquetas y la entrega del informe adjunto a ello.

Cuando Julieta comprobó que nadie les prestaba atención, volvió a mirar a Sarah a los ojos con cierto reproche.

—Desde ayer estás ausente, no pones atención a nada de lo que te comento y siempre estás mirando para todas partes, como si buscaras a alguien. ¿Es que acaso te gusta un chico? ¿O tienes un novio en fuga?

Sarah se quedó estupefacta e inmediatamente negó con la cabeza y desvió la vista hacia el frente cuando el profesor comenzó a evaluar la maqueta y la presentación de sus compañeros.

Sintió que las mejillas comenzaban a arderle.

Julieta era muy observadora o Sarah había sido muy obvia, porque sí, efectivamente había estado buscando a alguien con la mirada en cada receso desde ayer. A Cristóbal. Quien al parecer, llevaba ausente dos días. Sarah no le había visto ni la sombra, incluso se había topado con sus amigos un par de veces, con Miguel y Alejandro, quienes le sonrieron amigablemente, algo que ya se estaba volviendo habitual. El problema era que Cristóbal no estaba con ellos, lo cual le pareció extraño y le generó inquietudes que dieron paso a preguntas como: ¿Por qué estaba faltando a la escuela? ¿Acaso estaba enfermo? ¿En un viaje familiar? ¿Se podían hacer viajes familiares entre semana y faltar a la escuela como si nada?

Preguntas así eran las que la tenían distraída en los recesos, ausente en las conversaciones grupales de Julieta y sus amigos, y con la mirada recorriendo todo su entorno.

—No estoy durmiendo bien —dijo Sarah con la vista ahora sobre su cuaderno en el que tenía sus apuntes sobre la presentación—. Por eso he estado con la mente en otra parte. No hay ninguna otra razón.

—¿Sí? —Julieta la miró no muy convencida de esa explicación y abrió la boca para decir algo más, pero el profesor se le adelantó.

—Heron y Campbell. Pasen adelante.

Sarah se puso de pie enseguida y tomó la maqueta mientras Julieta recogía el informe junto con unas tarjetas de apuntes para la exposición.

—Informe —pidió el profesor con la mano estirada. Julieta se lo dio y luego se posicionó al lado de Sarah—. Pueden comenzar.

—Buenas tardes. Julieta y yo escogimos como tema la Revolución Francesa —comenzó Sarah con una postura firme y voz segura—. Nuestra maqueta está inspirada en el cuadro de Jean Pierre Houel que representa Le Prise de la Bastille, lugar en el que capas populares tuvieron a cabo su asalto el catorce de julio de mil setecientos ochenta y nueve ante el temor de que el rey disolviera la Asamblea Nacional mediante la fuerza. Asamblea que, cabe recordar, tenía como objetivo dar a Francia una constitución que rompiera con el sistema tradicional de voto, entre otras cosas. Llegados a este punto, la Revolución ya había dado comienzo. La Bastilla era una fortaleza que servía de prisión, proclamándose como un símbolo de la monarquía absoluta...

Julieta miró a Sarah con ojos grandes ante su forma de exponer su parte del discurso. La forma elocuente en la que se dirigía a todos, como movía las manos para hacer énfasis en algunas palabras o cuando señalaba algún detalle en la maqueta que reafirmaba sus dichos sobre ella tenía a todos, profesor incluido, atentos e incluso interesados en lo que decía sin siquiera titubear una sola vez.

Mi Forma Personal de Amarte (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora