Catherine Green y Stephen James.
Las palabras son como dagas en ese momento, el aire parece igual de denso que podrías cortarlo con un cuchillo, la mirada que todos se daban eran confusas.
— Estas loco — especula primero Yuli observando a Artemis directamente a los ojos, los ojos asustadizos de la castaña se dirigen de un lado a otro — Tengo que volver a esa casa, las respuestas que necesito están ahí — dice por fin rascando su nunca con desesperación, observando los ojos castaños de su compañera la situación se a vuelto más hostil desde que ambos se amenazaron de muerte hace apenas un día.
— Yo te acompaño — la delicada voz de la hermana menor hace eco, sacando un suspiro de parte de Artemis al igual que una sonrisa ladina — Si ella va, yo también — la voz ronca del hermano hace que ambas hermanas suelten un bufido de fastidio.
— Perfecto, vamos — dice caminando hacia la puerta entonces una pequeña se posa en su brazo tomando por sorpresa al chico — ¿Puedo ir? — pregunta gentil y con delicadeza, el simplemente sonríe — si — no — Artemis y Yuli responden al mismo tiempo, ella los observa a ambos.
— Ella irá, Yuli tu no tienes palabra aquí yo, si.— dice observando plenamente a la castaña — Pero — es interrumpida nuevamente — Nada, si tu no irás deja que ella lo haga así aprende un poco — tomando la mano de la chica salen de aquel departamento.
— ¿A dónde iremos? — pregunta mientras camina, observando todo a su camino con atención Artemis sólo sonríe y da un ligero apretón a su mano — A mi vieja casa — dice llegando al elevador, presionado el botón del estacionamiento — Tus padres estarán ahí — pregunta observando a su alrededor notando las paredes luminosas del elevador, notando el reflejo de cada uno que se encuentra dentro — Ellos están — Artemis ríe deteniendo la respuesta de Alexander, el elevador empieza a bajar dejando un silencio sepulcral.
Su respiración parece detenerse sintiendo el encierro del silencio, escuchando los latidos de su corazón el zumbido en sus oídos la empieza a abrumar — Yo... — trata de hablar pero las palabras se empiezan a trabar, sintiendo su lengua pesada y sin función — Ellos murieron flor, no es para tanto — ronca y decidída es como escucho su voz escuchando cada vibración de ella, sintiendo como sus sentidos reaccionan ante aquellas palabras. El elevador abre sus puertas metálicas liberando por completo el calor abrumador que ella misma se creo, sintiendo un golpe de aire fresco, el olor peculiar que los autos nuevos caracterizan llega a su nariz, observando a su alrededor notando cada carros nuevos en línea, colores oscuros y neutros cada uno representando gran fortuna — ¿De quien son? — dice desorbitada observando el lujo que la rodea — Míos — su voz nuevamente vuelve a resonar en su cabeza como un ligero eco de belleza.
Ella frunce el ceño, observando detalladamente cada auto que a simple vista dice como se derrocha fortuna en ellos «¿Porqué roba si tiene todo esto?» se pregunta siguiendo al pequeño grupo de tres que está frente suyo, el enojo y la curiosidad la pican con ansías en la punta de su lengua — Si tienes tanto maldito dinero para derrocharlo en esto ¿Porqué demonios robas? — ahí está ella no lo pudo aguantar, el trío se detiene pero sólo uno la voltea a ver sus ojos se posan en ella de píes a cabeza el verde celestial de sus ojos brilla con fuerza una sonrisa ladina se posa en su rostro haciendo notar un hoyuelo hermoso — Sólo una palabra pequeña flor, sólo una que te daré de respuesta, Poder — la palabra la deja confundida de alguna manera irracional, dejando que sus pensamientos nuevamente la vuelvan a abrumar.
— Sube — dice serio observando directamente a sus ojos sintiendo la pesadez de su mirar en su ser — Me parece algo estúpido, tu poder es una mierda — su lengua sale venenosa, escupiendo con enojo cada palabra su ceño aún fruncido y sus puños apretados con fuerza — El poder es lo único que nos rodea de todas formas, tienes poder o no tienes nada, ahora sube y cierra la boca — dice tomando el mando del conductor dispuesto a no decir más, sus dientes aprietan con fuerza su lengua evitando que más palabras salgan de su boca. Sintiendo el rugir del motor suelta un suspiro, el aire en el auto es pesado, denso lleno de abrumador humor — ¿Ponemos musica? La tensión sexual que desprenden ustedes dos es agonizante — las palabras de Alexander hace que la misma saliva de Nathalie se atore y que una sonrisa burlona se posa en el rostro de Artemis.
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Descendencia Green (EN EDICIÓN)
Action|Descendencia Green| El amor puede hacer demasiadas cosas pero en mi caso, son solo dos lo que conlleva a enamorarte, Salvarte o Matarte. Mi madre y mi padre se enamoraron, sufrieron y gozaron, fueron felices e incluso puedo decir que fueron más inf...