Capítulo 01

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[CAPÍTULO SIN EDITAR]

El capítulo se encuentra sin editar, me disculpo por cualquier error ortográfico, al terminar esta novela se encontrara editando y arreglando esos errores, si no es mucha molestia me ayudarías demasiado marcar donde están los errores. ❤

Libertad


— Te dije que es hora de que te marches de aquí ¿Acaso quieres vivir aquí? — pregunta con voz cansada el pobre hombre, de tan sólo 54 años de edad, quien tuvo que lidiar con aquel muchacho desde que entró a este lugar.

— Y yo te repito que ya voy — la furia que escupe en sus palabras es notable, el hombre suspira y se marcha cerrando la reja nuevamente, volviendo dejar solo al joven quien se sienta en la incomoda cama de esponja sucia que le asignaron. Suspirando levanta con pesadez su cuerpo, el hombre cual fantasma llega enseguida, tomando con sorpresa al chico.

— Vamos hacia tu libertad Artemis Green, y procura que no vea tu rostro por lo menos unos dos años — el hombre habla, tratando de aligerar el ambiente tan denso que se formo apenas, camino tres pasos fuera de la habitación de Artemis — Ya no estarás vivo para entonces — dice sin interés, provocando aquel temor hacia su propia vida.
Los abucheos no son proclamados en ese momento, pues asta los prisioneros de aquel asqueroso lugar temían de aquel chico de apenas 19 años de edad, quien con poco esfuerzo se ganó el respeto de los demás. Sus pasos son firmes, sus ojos escanean con fervor cada parte del lugar, sin olvidar ni un detalle ni siquiera aquella telaraña que se encuentra en la esquina derecha de la puerta de metal cromado.

— Tus pertenencias — un joven se acerca con el rostro pálido y con los brazos temblorosos, entregando su ropa, celular y cartera tomando con brusquedad las pertenencias se dirige al baño a ponerse aquella ropa con la que lo atraparon — Date prisa niño, no tenemos todo el maldito día – el hombre se adentra al baño donde ya hace el joven parado con el dinero en mano, ignorando por completo camina a su lado esperando a que abran la salida de una vez.

Hombres los rodean a ambos, protegidos y armados el chico sonríe con gracia, adora aquel tipo de miedo que llega a imponer en aquellas paredes insignificantes donde todos esos hombres creen que están protegidos de el mismo, donde sabe que si se lo propone el puede acabar con cada uno de ellos — Ya no más pesadillas contigo muchacho — se acerca con autoridad el único hombre que no llegó a tratarle mal — Fue un placer convivir contigo Elliot Hamilton — la voz de el chico hace que muchos de ellos tengan escalofríos, asta el mismo Elliot le sorprende tan petulante y calculador chico, frívolo sin escrúpulos ¿Como es que pudo salir? Se pregunta el hombre al ver como el chico se aproxima a la salida, listo para provocar los peores problemas.

— No causes tanto alboroto hijo, se que este lugar no le agrada a nadie — los ojos del joven se oscurecen de una manera impresionante, se acerca con lentitud al adulto que le observa con temor — No vuelvas a decirme hijo, no tienes ningún derecho de esa palabra, viejo decrépito — el hombre tiembla con fiereza, su rostro palidece ¿Como es posible que este así?
Después de hace más de 35 años en ese trabajo alguien más logró hacerle temblar de una manera tan sencilla y patética.

La primera fue nada más ni nada menos que el mismos Stephen James, quien Sorprendentemente tiene un gran parentesco con aquel muchacho – Lo siento hij... Muchacho no volverá a pasar, camina es hora de salir — dice con suavidad, como si de una pequeña bomba nuclear se tratara.

El joven se aleja y empieza a caminar, pues estar más en aquel lugar le hacia quedar asqueado, sus pasos son más rápidos al ver aquella luz solar y el azulado cielo «Libertad» es lo único que logra pensar en aquel momento tan especial de su vida.
— Abran las puertas, Artemis Green sale —  la voz de anciano se escucha por los radios que tienen todos aquellos patéticos policías, el sonido de las compuertas le hacen sonreír de una manera lobuna, que hace estremecer al anciano, quien piensa seriamente en hacerlo enojar para que le ataque y lo vuelvan a poner tras las rejas con tal de no dejarlo ir.

— Nos veremos en algún momento Elliot — dice con una sonrisa siniestra, cambiando con elegancia como si se un desfile se tratara — Nunca pasará eso de nuevo muchacho — dice, provocando que detenga su paso y quede a medio camino de aquel lugar — Nunca digas nunca anciano — dice con voz maliciosa.

El pobre hombre en penumbra sin ningún argumento lógico en su boca, cierra las puertas de lo que fue su hogar por casi ocho años el ríe y camina oliendo el aire "Fresco" de el lugar llenando sus pulmones enciende su celular, sonríe al ver como aún funciona a la perfección con un treinta por ciento de batería, sin perder más su tiempo llama a la única persona que sabe que le ayudará sin objeción.

Un tono, dos tonos al tercero es atendido el sonríe en grande — ¿Artemis? — la voz de su amiga resuena en su oreja haciéndolo sonreír aún más — En vivo y en directo mi amor, necesito que vengas por mi  — dice de tajo aun caminando por la carretera desierta — ¿Donde estas? — pregunta enseguida, dándole satisfacción enseguida al chico de ojos verdosos.

— Estoy apunto de llegar a una gasolinera, esta como a quince o veinte minutos de la cárcel — dice observando a lo lejos, la pequeña gasolinera, donde poco a poco se acerca — Perfecto, máximo llego en treinta minutos ¿Esta bien? — su respuesta le hace hacer una mueca de disgusto, aun así cuando no lo ve el asiente — Si, pero si puedes llagar mucho antes mejor — dice llegando y sintiendo el olor de la gasolina en su nariz.

— Claro, nos vemos — dice colgando la llamada, el sonríe y guarda su teléfono celular en su bolsillo trasero presionando aún más, recordando aún más saca nuevamente el teléfono celular para enviar un mensaje a su amiga.

Artemis : Traedme un cambio de ropa, recuerda que ya tengo veintidós años bonita ;)

Presiona enviar, y camina a una tienda pequeña que se encuentra en el lugar abriendo la puerta una campana suena anunciando su llega, sonríe al ver una chica físicamente hermosa la cual sonríe coqueta al verlo entrar.

— Hola ¿Tienes cigarrillos? — pregunta ronco con una sonrisa traviesa, la chica sonríe mordiendo su labio — Claro, aquí tienes — susurra extendiendo la caja de cigarrillos ante el — Gracias preciosa ¿Cuanto te debo? — murmura un poco más cerca de el, ella sonríe recargando su cuerpo en la caja dejando ver sus grandes pechos.

— La casa paga, por ser un cliente nuevo — dice coqueta, llevando un dedo a sus pechos haciendo una línea imaginaria — ¿Tienes baños? Estoy un poco necesitado — pregunta con inocencia fingida el chico, ella muerde sus labios y asiente — Te llevo si gustas — susurra cerca de su oído, el ríe y asiente — Que amable — susurra ahora el, la chica toma su mano guiándolo a su destino.

Apuntó de entrar al baño, su teléfono suena haciéndolo enfadar — Que — dice se golpe y frío la risa de su amiga lo hace suspirar — Ya llegue, me marcho si gustas — el ríe y cuelga la llamada, soltando su mano de la chica la cual lo mira confundida — Lo siento primor, ya llegaron por mi — dice sonriendo en grande tomando una bolsa de gomitas y otra de papas.

Acercándose al mostrador toma los cigarrillos y el encendedor — ¡Hey tienes que pagar eso! — exclama la chica con enojo palpable hacia el chico quien ya hace masticando una gomita — Lo siento, es gratis por ser cliente nuevo — dice saliendo del lugar con una sonrisa en su rostro y observar a la chica en el auto aparcado.

— Hola de nuevo preciosa — dice el entrando al asiento copiloto dejando las papas y las gomitas a un lado — Hola guapo — dice ella arrancando con velocidad, el ríe y toma la mochila que está atrás, tomando la ropa se empieza a desnudar.

— ¿A donde vamos? — pregunta su amiga mientras el abrocha el botón de su pantalón con dificultad, el sonríe dejando su pantalón — Le haremos una visita a mi tío favorito — dice con malicia, acabando de vestirse con  aquella ropa que es más cómoda.

— Perfecto —

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Bienvenidos a una nueva etapa de la mafia.

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Descendencia Green (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora