Capítulo 31

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ATENCIÓN ⚠
Este capítulo contiene escenas de violencia demasiado explícita, se recomienda discreción.

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CAPÍTULO 31

DULCE AGONÍA

Gritos...
Despierta Artemis...

Mis ojos pesan, mi hombro y mi costilla izquierda duele mi boca se siente seca, mis manos duelen al igual que mi cabeza.

— Artemis... — aquel susurro me hace abrir los ojos de golpe todo es oscuro y con olor nauseabundo — Artemis —Nathalie suelta un sollozo me hace alarmar — Nathalie ¿que pasó? — habló soltando un gemido de dolor sale de mis labios, las heridas duelen como una mierda. — Perdón, no pude detenerlos perdóname porfavor —  todo está oscuro y no puedo verla, buscando donde está.

— Cariño tranquila está bien, estaremos bien ¿puedes venir a mi?  — digo buscando su presencia entre toda la oscuridad, escucho cadenas siendo arrastradas mi cuerpo se tensa al saber que está en cadenada, siento sus manos frías tocar mi abdomen — Intente safar las cadenas, pero tampoco pude — un sollozo vuelve a salir de sus labios, las ganas de limpiar sus lágrimas y abrazar su cuerpo me llenan, al igual que una impotencia al saber que no puedo hacerlo.

El sonido de una puerta siendo abierta hace que ambos nos pongamos rígidos, la luz me ciega al instante de golpear mi rostro mis ojos se acostumbran a la luz en pequeños instantes — El bastardo desperto — aquella voz me hace tensar, el sonido de las cadenas me hace saber que a Nathalie también — No se quien demonios eres — digo con lentitud al sentir como duele cada que habló o respiro — Pero yo si pequeño Artemis — dice soltando una risa llena de maldad.

— No sabía que tenías a una pequeña zorra cuidando tu espalda, la maldita se volvió loca que casi logra matarme — dice con voz amarga, y con esfuerzo logró ver hacía mi lado, ahí estaba el pequeño cuerpo de mi flor, sucio, lleno de moretones y una herida al lado de su cabeza ¿que te hicieron mi pequeña?.

Un nudo en mi garganta se forma, al verla de tal manera, cerrando mis ojos con fuerza negando volver a verla — Así que te duele ver así a tu pequeña zorra ¿he? — su voz me hace cerrar los ojos con fuerza. — Apuesto que te encantará ver como la vuelvo mía — mi cabeza se levanta con fuerza al escucharlo, su sonrisa sigue así su cuerpo está lleno de golpes y tiene un collarín en su cuello al igual que uno de sus brazos está completamente vendado — Ella no tiene nada que ver, dejala si quieres matar a alguien mátame a mí, hazlo pero dejala ir a ella y no le hagas daño — mis palabras salen atropelladas.

— Oh no, desde que está pequeña zorra decidió atacarme por tí tiene que ver con todo bastardo — dice ahora con acidez, mis ojos se cierran con fuerza — Entren — su voz hace eco y en eso cinco hombres entran al lugar, todos cubriendo sus rostros, la desesperación llega a mi cuerpo porfavor no.

— Sostengan a la zorra — dice con una sonrisa mirándome directamente, dos de ellos se encargan de sostener su pequeño cuerpo — ¡No!  — grito con desesperación, tratando de mover mis manos siendo inútil al no poder safarme — No, no ¡Artemis!  — sus gritos me hacen gritar nuevamente he intentar safarme — ¡A ELLA NO!  — grito con enojo y dolor, el hombre se detiene y me observa sus ojos brillan con malicia — Que no aparta la vista en ningún momento — dice soltando una risa.

Descendencia Green (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora