CAPÍTULO 32INTOXICADOS.
Artemis Green
Han pasado tres días exactos después de todo lo ocurrido y ella aún no despierta, su rostro parace tranquilo apesar de que muchas veces la veo fruncir su ceño — Despertara, es fuerte la niña — las palabras del anciano se hacen presente en la habitación, un suspiro sale de mis labios — ¿Y si no? — me toca preguntar mirando al anciano sentarse en una de las sillas que se encuentran al lado.
— No seas negativo muchacho, a mostrado ser fuerte se merece un poco de esperanza y respeto — mis ojos se cierran con fuerza al revivir aquellas repugnantes imágenes de mi cabeza, no se como podré mirarla a los ojos después de eso. — Le hicieron cosas horribles y no pude hacer nada — digo mirando su rostro pasivo, blanca y aterciopelada. — Estoy seguro que no le tomara tanta importancia sabiendo que ya están a salvo, también tienes que descansar muchacho tienes una herida de disparo y ni se diga de los golpes — hago una mueca de desagrado que a pesar de tener razón, hay algo que me prohibe alejarme de ella.
— Se como te sientes y es jodido estar enamorado muchacho pero..— me levanto con cuidado de no lastimarme aun más interrumpiendolo — No estoy enamorado viejo — digo sin más y suelto un suspiro.
— llevamos once meses que nos conocemos, casi un maldito año y lo único que a pasado son problemas tras problemas es difícil siento una necesidad de protegerla que me abruma de solo pensar en eso, al igual que una jodida atracción hacía su personalidad es difícil viejo, pero estoy seguro que no es amor — una risa áspera me hace observarlo nuevamente, tiene una sonrisa ladina y sus ojos una chispa provocativa.
— Te sientes tan frustrado el no poder tener el control de ella, esa niña irradia pureza e inocencia, pero a la vez tiene esas descargas de ira y pura oscuridad que te hacen tener un desbalance en tu cabeza, sin contar la belleza que tiene — mis ojos están en un punto en la habitación que ni yo se que es lo que miro, un suspiro sale de mis labios.
— Te pareces tanto a tus padres y a mi, aun así no seas de sangre — suelta una carcajada y se levanta de la silla — Vamos, hay que dejarla descansar un rato de tanto ruido — yo solo asiento y salgo con lentitud al sentír el leve ardor en todo mi cuerpo.
Los pensamientos me siguen por donde quiera que vaya, es desesperante en muchas ocasiones, mi cuerpo viste una bata incómoda que pica, mi brazo esta conectado a un suero — Deberías estar en tú habitación — la voz de Lucas me hace detener mi caminata, esta con pantalones deportivos y una sudadera su rostro tiene moretones, con unas grandes ojeras. — No te incumbe — respondo directo volviendo a caminar.
— No has dejado de ir a visitarla ¿no? A pesar de lo jodido que estés tu — dice con seriedad. — Nuevamente te repito que no es algo que te incumba, imbécil — mis dientes se aprieten al igual que mis puños — Ella está mal ¿lo sabes no? — siento como mi sangre empieza a burbujear mientras se calienta a gran velocidad — ¡¿Cual es tu maldito problema?! — mi cuerpo duele apenas trato de acercarme, un gemido de dolor sale sin esperarlo — Eres un imbécil Artemis Green — mis ojos se dirigen a el mientras mis dientes rechinan con fuerza.
— Se terminaran destruyendo ambos si no se alejan a tiempo — es lo único que dice para después simplemente marcharse — Te destruiré primero a ti maldito imbécil — camino con lentitud hasta mi habitación.
— Artemis, ¿porque peleaste con ese niño? — mamá solo me observaba mientras fumaba un cigarrillo recargada en el escritorio — Le pegó a una niña, y ella lloro — mis puños se cerraron al ver como ella solo me observaba, la escucho suspirar — Te eduqué para que protegieras a tu hermana, y cualquier mujer que tu sepas esta en peligro, así que para la próxima mata a quién le ponga una mano encima a esa niña — mi corazón late con fuerza y una sonrisa se posa en mi rostro.
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Descendencia Green (EN EDICIÓN)
Acción|Descendencia Green| El amor puede hacer demasiadas cosas pero en mi caso, son solo dos lo que conlleva a enamorarte, Salvarte o Matarte. Mi madre y mi padre se enamoraron, sufrieron y gozaron, fueron felices e incluso puedo decir que fueron más inf...