Capítulo 05

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“Estaban enamorados, se notaba por la forma en que se miraron entre sí... Como si tuvieran el secreto más letal del mundo entre ellos.”

Dinero, dinero.

Artemis Green

¿Desde cuando puedes obtener lo que quieres?
¿En qué momento se convierte tan fácil para ti?

En qué consiste convertirse en esto.

Tantas preguntas que me hice, y las mismas que aun no puedo responder, observando a la pequeña chica postrada en aquella silla amarrada sin ninguna salida. Su vestido sucio y arrugado, dejando ver su piel blanca de porcelana aquel vestido desagradable que no queda con aquella mujer.

— ¿Por qué la hemos traído? — la voz de Yuli resuena en mi cabeza, una sonrisa se extiende en mi rostro — ¿Por qué no? — pregunto, sin apartar la vista de la pequeña florecita — No me respondas con otra pregunta Artemis ¿Por qué la hemos traído? — sus facciones se endurecen, tratando de intimidar sus ojos representan la clara lucha de la mortalidad, aquella guerra que siempre a tenido contra su propia infelicidad.

Sus ojos, su cuerpo grita con euforia el terror que tiene al estar sola en una habitación conmigo, yo simplemente sonrió — ¿Me tienes miedo Yuli? — pregunto ahora poniendo la atención en la morena, ella sonríe nerviosa muestra aquella mirada de ingenuidad, su sonría muestra aquellos dientes blancos — No, claro que no — dice aún con esa sonrisa, que tiembla en cada paso que doy hacia ella, llegando a rosar su nariz sonrió y niego para después susurrar cerca de su boca.

— Entonces, aleja tu mano del arma — me alejo de ella, y retomo mi lugar en la silla frente a la pequeña chica — Ella es hija, del socio más  importante de Joseph, ella me formará el camino más fácil hacia el y... Esta buena — digo con desinterés, observando como la chica se tensa en la silla.

— No sabes fingir florecita, pero debo admitir que casi me logras engañar si no fuera por ese pequeño movimiento de tu dedo meñique — digo observando como abre sus azulados ojos lentamente, dejando ver la maravillosa oscuridad y luz que desprenden.

— Suelta mis manos, me lastima — dice en un susurro, dejando ver aquella mirada de pureza una que engañaría a cualquiera, menos a mí yo puedo ver esa chispa de maldad que desprenden al imaginar tan solo sus manos en libertad lo que podría lograr, aquella psicópata chispa que siempre quiere resaltar pero que siempre logra ocultar.

‹‹ Te atrape, pequeña flor ››

Pienso observando, como logra cristalizar sus ojos de la manera más perfecta he inteligente que pude conocer, aquella que ni ella misma logra conocer.

Su mente sabe proyectar, aquello a lo que le dicen supervivencia una que todos proyectan y tratan de llevar a cabo pero que nunca logran gracias a la desesperación, al miedo, a las patéticas ganas de vivir «Es perfecta y muy astuta» me dice burlona la voz en mi cabeza, yo río llamando su atención.

— Se lo que imaginas, se lo que piensas pequeña Nathalie Woods, solo piensas y gritas que caiga que tan solo libere tus manos, para encajar tus dedos en mis verdosos ojos — digo en un susurro que solo ella y yo podemos escuchar, sus ojos sueltan esa pequeña chispa que me hace alucinar «Eso, camina hacia la oscuridad» la voz en mi cabeza vuelve hablar llena de burla.

Mis manos se dirigen a las ataduras, liberando por completo su cuerpo viendo como soba sus muñecas y tira un suspiro de alivio.

— ¿Me dejaras ir? — pregunta cautelosa mirando hacia la puerta, yo simplemente río mientras niego — Claro que no florecita — un carraspeo me hace mirar a Yuli quien mira exasperada.

— Tenemos que contar el dinero — dice sin dejar de observar a la pequeña mujer que ahora está a mi lado — Perfecto, dale ropa que le quede bien y después la traes a mi —  digo saliendo de la habitación.

Los pasillos son largos, y oscuros muy aterradores para muchos pero perfectos para mi, una sonrisa  cursa mis labios los recuerdos empiezan albergar mi mente de una manera dolorosa.

— Silencio Sam mamá nos encontrará — mi mano se dirige a su boca cayado las risas de mi hermana pequeña, el oscuro pasillo nos esconde perfectamente, los pasos de las botas de mi madre resuenan por la casa mi risa y la de mi hermana no pueden callarse, tomando a mi hermana la cargo y me adentro más al pasillo — Mami ya viene — dice abrazando mi cuello con sus pequeños brazos.

— Silencio, hay que callar para que mamá no nos encuentre — digo caminado y adentrándonos a una habitación oscura mientras reímos, la oscuridad nos tiene completamente a ciegas, solo nuestra respiración se escucha.

— Los tengo —

— Artemis ¿me escuchas? — la voz de Alexander me saca de aquellos recuerdos lúgubres que albergo en mi cabeza, sus azulados ojos me  observan yo solo asiento y camino hacia el.

— ¿Cuanto? — digo entrando a la habitación observando a la pequeña Elizabeth jugando con su celular ignorando por completo lo que le rodea — Con el dinero que retiramos de todas las tarjetas, unos dos millones, el dinero y las joyas fácilmente pueden ser otros dos — yo solo asiento observando el dinero y las joyas desparramado por aquella pequeña mesilla.

— Dinero, dinero — digo socarrón, observando las joyas brillantes y costosas, siento la pequeña mirada de Elizabeth sus grandes ojos de diferentes colores me observaban — Toma lo que quieras Eli, te lo obsequio — digo con una sonrisa, sus ojos brillan y deja su teléfono celular.

— ¿De verdad? — pregunta llena de emoción, levantando su cuerpo y caminando hacia mi — No tu no tocarás nada de eso — la voz de Yuli se hace presente, su hermana se detiene y vuelve a regresar a su lugar yo no digo nada simplemente observa a la pequeña castaña frente a mi con unos pantalones entubados color negro, y una exquisita blusa color carmesí pegada a su bien formado cuerpo.

— Así te vez mucho mejor — digo ronco mordiendo mi labio, viendo como sus mejillas se sonrojan.

Tomando un fajo de billetes, y lo lanzó a la pequeña Elizabeth, ella lo toma y me mira con una sonrisa yo le giño un ojo y alboroto su cabello — Compra algo bonito para ti — digo sonriendo, escucho el gruñido por parte de su hermana mayor — La vuelves más malcriada de lo que es — yo no le resto importancia, y camino a mi pequeña flor.

— Hola florecita — susurro acariciando su cabello, ella le da un manotazo — Mi nombre es Nathalie no florecita — dice observándome con sus azulados ojos.

Yo simplemente sonrió, y volteo a observar a los hermanos quienes nos observan con seriedad.

— Preparen sus cosas, mañana vamos a los Ángeles — digo antes de observar nuevamente a la chica frente a mi.

Mis manos te moldearán para mi, serás mi perfecta y única creación florecita..

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[CAPÍTULO SIN EDITAR]

El capítulo se encuentra sin editar, me disculpo por cualquier error ortográfico, al terminar esta novela se encontrara editando y arreglando esos errores, si no es mucha molestia me ayudarías demasiado marcar en donde están los errores. ❤

¡Muchas gracias! 

Descendencia Green (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora