28. Extra: cumpleaños 🎉

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Extra: cumpleaños de Magnus 🎉💙 –Capitulo extra, no va dentro de la historia–

¿Qué aman ustedes de Magnus? 😻 a mí me encanta, es de mis personajes favoritos, como nunca se rinde ni se cerró al amor a pesar de tantos corazones rotos, el hecho de ser tan bondadoso a pesar de su pasado tan gris, que siempre este dispuesto a sacrificarse por amor 😭❤

Y, en específico en esta historia, creo que es mis favoritos, tantos gestos hacia Alec 😻❤

* * *

Era el cumpleaños de Magnus.

Alec estaba tan apresurado. Era diciembre, 8 de diciembre, y hacía frío. Aunque esa no fue la única razón por la cual eligió un abrigo grueso para cubrirse antes de salir de casa. También necesitaba intentar que sus más cinco meses de embarazo no se notaran tanto.

—¡Voy a salir! –gritó con fuerza para que todos lo escucharan. Y deseó poder hacer lo mismo frente a Magnus, que fuera tan fácil hablar frente a él.

Pero no era momento para lamentarse.

—¿Cierto, Peque? –preguntó, frotando suavemente su vientre mientras salía de casa–. Es cumpleaños de Magnus, tienes que portarte bien. No náuseas ni vómito hoy, por favor. Es cumpleaños de Magnus y de verdad, de verdad, quiero probar el pastel.

El pequeño –ya no tan pequeño– en su vientre se movió, pronto serían seis meses así que sus movimientos ya eran más y más evidentes. Alec sabía que a algunas mujeres –y hombres también– les incomodaba sentir el movimiento dentro de ellos, no a él, él lo amaba, lo extrañaría mucho cuando ya no pudiera sentirlo.

Ojalá pudiera sentirlo sintiendo, aunque ya no dentro de su cuerpo, pero sí entre sus brazos. Todavía no sabía si podría conservarlo o había alguna pareja que lo adoptaría.

Alec suspiró mientras se sentaba en el asiento trasero del taxi. Se acurrucó en su abrigo y cubrió su vientre con la bolsa de regalo de un purpura brillante con destellos de plata.

—A la Clínica Central, por favor.

El taxista asintió, mirando a Alec por el espejo retrovisor, señaló su bolsa mientras arrancaba. —Mi mujer también cumple años hoy.

Alec le sonrió. —¿La ama mucho? –el hombre asintió –. ¿Por qué no se quedó con ella? Un día de trabajo menos no hará la diferencia, estoy seguro que ella preferiría tenerlo a usted a su lado que unos cuantos billetes más.

Él le sonrió de regreso, aunque algo triste. Miró el abrigo caro de Alec –regalo de Magnus– y negó como si él no fuera a entenderlo. —Un día de trabajo puede ser la diferencia para algunos de nosotros, chico. Es triste, pero así es la realidad de gran parte de nuestra sociedad. ¿Crees que no habría preferido dormir hasta tarde a su lado, tomarla entre mis brazos hasta que el sol colándose por las ventanas nos hiciera salir de la cama, y después llenarla de regalos y verla sonreír? Lo habría hecho, pero...

Alec se inclinó un poco hacia adelante. Por supuesto él entendía la pobreza, mejor de lo que el hombre podía imaginarse, pensó mientras frotaba su vientre.

—¿Tiene suficiente dinero para no morir de hambre hoy?

Él taxista lo miró raro, pero asintió.

Alec sonrió. —Entonces no hay más que hablar. Me imagino que está trabajando para llevarle un regalo a ella. Pero le aseguro que su esposa prefiere que esté a su lado, ¿y si la llena de sonrisas, besos y amor en vez de regalos? Ciertamente yo lo preferiría...

El silencio del amor (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora