El día de hoy nos encontrábamos de visita en un pequeño museo del héroe moderno, y no podía estar más feliz.
—¿podrías salir del camino, basura?—exclamó Bakugo mientras me apartaba bruscamente.
—¡hey! No cuesta nada pedir permiso, idiota.—
—Cierra la boca...—bufé cansada mientras me alejaba un poco y buscaba un mejor lugar para observar la exposición.
—No lo tomes personal, él es así con todos.—habló Izuku mientras se paraba a mi lado.
—¿seguro? Porque creo que a ti y a mi nos trata particularmente peor.—miré al rubio, quien al notar esto me mostró su dedo corazón—. Es un imbécil...—
—Sólo debes aprender a convivir con él.—
—Pues él debe aprender modales...—
—Ignóralo, es lo mejor que puedes hacer.—suspiré.
—Creo que es lo único que puede evitar que le dé un puñetazo por ahora...—
De vuelta en la escuela, mientras nos preparábamos para bajar de los autobuses, sentí como alguien me empujaba.
—Hazte a un lado, déjame bajar primero. Tengo que buscar algunas cosas.—
—¿en serio? Déjame anotarlo en mi libreta de "cosas que me importan una mierda"—solté mientras lo miraba de reojo—. Piérdete, idiota.—
—¿¡a quién le dijiste idiota!?—
—Pues a ti.—me di la vuelta—. ¿cuál es tu problema?—
—Los inútiles como tú y Deku, ese es mi problema. Gente como ustedes debería estar en el curso de educación general... ni siquiera deberían estar en U.A.—
Auch... eso sí me dolió un poco... bastante.
—Deberías medir lo que vas por ahí diciéndole a la gente...—solté intentando disimular el dolor que sus palabras me habían hecho.
Bakugo se inclinó levemente hacia mi.
—¿Lo que digo? Pues la verdad... Hablar con los estúpidos gatos es el poder más inútil y ridículo que conocí en mi vida.—
Sentí como las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos, por lo que me mordí el labio inferior intentando controlar mis ganas de liberarlas.
—¿sabes qué, Bakugo? Me sorprende que un ser tan despreciable y malvado como tú quiera ser un héroe... tienes el alma de un villano de primer nivel.—
Apenas el autobús se detuvo del todo, abrí la puerta trasera y me bajé rápidamente, comenzando a correr lo más lejos posible de ese idiota.
¿el mejor héroe?... el mejor patán querrás decir.
Tal vez no sea una heroína de primera, pero con saber que mi corazón no está corrompido por la maldad como el de ese idiota ya soy la persona más feliz del mundo.
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