El delgado de mirada ensombrecida miraba con total fascinación a la castaña a través del cristal. La joven encargada de su propia agencia de héroes revisaba unas carpetas totalmente distraída, sin notar al rubio en su ventana. Yagi se debatía enormemente si entrar, pues a pesar de conocerse hace bastante tiempo, todavía se avergonzaba de hablarle. Al lado de ____, el extrovertido All Might sinvergüenza se convertía en el pequeño Yagi enamorado. Siempre había sido así, desde el día en que se conocieron.
FLASHBACK
El símbolo de la paz se escabulló agotado en aquel callejón, apenas pudo mantener su forma musculosa lo suficiente como para detener a aquel ladrón, pero estaba sobrepasando por mucho su aguante. Volvió a su forma delgada, recostándose agitado sobre la fría pared del lugar.
–Vaya, eso no se ve todos los días.–
La respiración del rubio se detuvo al ver una mujer fumando un cigarrillo a unos metros.
–Eh... n-no, esto no es lo que-
–Ahórrate las excusas, sé quién eres... All Might.–le dio una última calada al cigarro–. No te ves muy bien... ¿quieres entrar por algo de beber?–
El rubio no entendió muy bien de qué hablaba, hasta que notó la puerta detrás de la chica, era la salida trasera de un bar.
–Pero tú... me viste.–
La castaña le sonrió divertida.
–Será nuestro secreto ¿si?–
FIN DEL FLASHBACK
Desde aquella vez, la joven directora de agencia de héroes invitaba a diario al símbolo de la paz a pasar el rato, ya sea tomar un trago en el bar, merendar o almorzar juntos. En un principio, Yagi asistía a las reuniones por miedo a que la mujer revelara su identidad, pero no le tomó mucho tiempo tomarle un gran aprecio.
Se había enamorado.
Una relación romántica algo extraña se había formado entre ellos. No eran pareja, o al menos nunca habían usado esa palabra. Pero se querían y eso ya era suficiente. All Might suspiró nervioso al ver que ____ finalmente notaba su presencia, caminaba hasta la ventana y la abría.
–¿Qué haces ahí, fideo?–se asomó fugazmente por la ventana y besó su mejilla–. Ven y acompáñame.–
Yagi entró a la oficina y se sentó frente al escritorio, sonriéndole con cierta timidez.
–¿día complicado? Vi el ataque de ese villano de fuego.–
–N-no, pude reducirlo sin problemas.–el hombre aún sentía los suaves labios de la castaña en su mejilla.
–No esperaba menos del mejor héroe del mundo.–sonrió divertida.
–No enviaste a nadie de tu agencia ¿estaban ocupados?–
–Hay faltantes de héroes en muchas partes de Japón, así que a la mayoría los envié temporalmente a cubrir puestos en otros lados.–suspiró frustrada–. A veces desearía tener algún don... ayudar yo misma a la gente.–
Por como la mujer jugaba con su pluma nerviosa, supo que estaba algo molesta.
–No necesitas un don para ser un héroe... tú ya has ayudado a mucha gente sin uno.–____ miró con curiosidad al rubio.
–¿cómo? Que yo sepa no he hecho gran cosa.–
–Ayudas y financias todos los centros rescatistas de animales y comedores comunitarios en la ciudad ¿de verdad crees que eso no es algo?–
–Solo... quiero que los animales y las personas tengan una mejor vida...–
–Cuidas a los héroes de tu agencia, procuras que nunca les falte nada a ellos y sus familias... no sé qué es lo que consideras "ser un heroe", ____. Pero... para mi eres una súper heroína.–la mujer sonrió conmovida–. Es más, me gustaría trabajar en tu agencia ¿aceptarías al gran All Might?–
–Tú ya estás jubilado, deja el puesto a alguien más joven.–rió divertida.
–Auch... creí que me querías.–el héroe fingió estar dolido.
–Amo a Yagi, no a All Might.–
–¿no somos lo mismo?–
–Por supuesto que no. All Might es el héroe del pueblo, Yagi... es el lindo fideo que amo.–
–... héroe del pueblo suena más atractivo que fideo.–
____ se acercó al rubio, tomando sus manos con cariño.
–Tal vez eso crees tú, pero yo te amo así... amo lo tímido que te pones cuando estoy cerca de ti, que hables bajito y con tanta paz... no cuando eres un gorila y gritas como un loco.–Yagi sonrió–. Además... Toshinori Yagi es perfecto para abrazar.–
____ besó con dulzura los labios del rubio antes de estrecharlo entre sus brazos. A esas alturas, Yagi estaba en las nubes. Cuando creía que la chica no podía enamorarlo más, siempre salía con alguna cosita que lograba que su corazón latiera con más intensidad.
Tanto tiempo creyendo que su forma delgada no servía para nada... y ahora se enteraba de que era perfecta para recibir abrazos.
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