~ONE SHOTS Y COSITAS RANDOM (BNHA/MHA)

~Mirio Togata~

Dedicado a AnaLey2

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Mirio...
Aquel nombre me hacía sonreír cada vez que lo pronunciaba. El chico de rubios cabellos no solo me inspiraba a ser mejor persona, sino también alborotaba mi corazón cada vez que lo veía.

Estaba enamorada.

Era muy consciente de ello. Pero hasta ahí llegaba el tema, pues no me animaba a siquiera permitir que nuestras miradas se cruzaran. No podía ilusionarme, no podía... volver a sufrir.
Apenas estaba en segundo año, uno menos que Mirio, pero podía verlo en los recesos y en la entrada-salida de la escuela. Amaba escucharlo hablar con sus amigos, siempre tan alegre, tan optimista. Era perfecto por donde se lo mire. Pero yo... yo no era nada.

Eres un asco, nadie nunca te querrá.

Aquellas palabras dichas por el idiota de Matt años atrás nunca dejaron de resonar en mi cabeza.

¿Qué le había visto a ese imbécil? Enamorarme de él solo me trajo tristeza y una autoestima más baja que el director Nezu.

Estaba tan metida en mis poco "alegres pensamientos", que no noté cuando cierta persona se acercó a mí.

—¡hola! Soy Mirio, mis amigos y yo notamos que te ves algo triste ¿estás bien?—

Ay no...

—Ho-hola. Sí, estoy bien. Solo... pensaba. Lamento si los preocupé.—sonreí avergonzada.

—Tranquila ¿te molesta si te acompaño?—señaló la mesa.

—¿por qué querrías sentarte conmigo?—bajé la mirada a la ensalada frente a mi—. Estoy segura de que muchas chicas bonitas querrían almorzar contigo.—

—Pues yo quiero almorzar con esta chica bonita.—

En ese momento mi corazón se detuvo, él me estaba diciendo Bonita ¡a mi!.

Mirio se sentó frente a mi y, como si nos conociéramos de toda la vida, me habló durante todo el receso. Yo solo podía mirarlo y asentir, no podía creer que esto realmente estaba sucediendo.
Cuando la campana que indicaba el final del receso sonó, Mirio arrojó su basura al cesto cercano a la mesa y me sonrió.

—Fue un placer almorzar contigo, ____. Espero que mañana podamos volver a comer juntos.—

—¿lo dices en serio?—asintió sonriente—. Pero... ¿por qué?—

—Porque me agradas.—volvió a sentarse frente a mi—. Noté que tienes un pequeño problema de nervios ¿puedo saber a qué se debe?—

—La gente no suele acercarse a mí a menos que necesiten algo.—bajé la mirada a mis manos, las cuales se movían nerviosas—. Por eso no entiendo qué haces aquí.—

—Porque eres una chica dulce, poco conversadora, pero adorable.—tomó mis manos y me hizo mirarlo—. No dejes que los demás te menosprecien ¿si?—

La sonrisa de Mirio me brindó una calidez única, llenando poco a poco el gran vacío que tenía en el alma.

—Gracias... Mirio.—

~•~

Aquella no fue la única vez que el rubio se acercó a mí.
Todos los días, durante los recesos y al salir de la escuela, el chico me hizo compañía.
Al principio no dejaba de pensar que se trataba de lástima, pero Mirio me demostró que realmente quería estar conmigo.

•○•

Era viernes, y como todos los días, esperé a Mirio en la entrada de la escuela.