스물 둘

2.5K 236 66
                                    

Talló sus ojos, y observó la habitación hecha un desastre.

Bajo su mirada, se encontraba desnuda y envuelta en sus sábanas blancas.

Su cabeza dolía.

Se apoyó en su pie izquierdo, seguido por el derecho, en el que sintió algún botón de una camisa. No la reconoció, no reconoció la prenda.

— Despertaste. —llamaron la atención de YoungMi. — Pensé que lo harías dentro de unas horas más.

— ¿Que ocurrió? —se preguntó sin pensarlo dos veces, se preocupó ver a Younghoon con una sola prenda y dos tazas en sus manos.

— Nada que tú no hayas querido. —alzó una ceja e hizo una sonrisa ladina. — ¿Ves todas esas botellas? —señaló. — Tú tomaste la mayoría de ellas.

YoungMi no dijo nada, y se enfocó en la mirada de Younghoon, tratando de recordar.

— Anda, bebe esto. Puedo apostar que te duele la cabeza.

Le dio una ultima mirada, y lo bebió sin más. — ¡Mierda! Está hirviendo.

— Por supuesto, genio. De tan solo tocar la taza puedes contarlo. —soltó una risa. — Dame acá. —YoungMi le entregó la taza, y este colocó ambas en el buró. — Ven, que yo te la enfrío.

La tomó, y la pegó a él para darle un inesperado beso en los labios.

— ¡Aléjate! —YoungMi exaltó. — No vuelvas a tocarme.

— Que curioso, de día eres una, pero de noche otra. ¿Sabes? Anoche me pedías lo contrario.

— ¡Basta de mentir! Yo no me acoste contigo.

— ¿Cómo puedes estar segura? Si no recuerdas nada.

— Porque aún así estando muerta de ebria, jamás tendría sexo contigo.

Younghoon movió su mandíbula de derecha a izquierda indignado; le hizo hervir la sangre.

La tomó fuerte de la quijada. Repite eso una vez más y te daré razones, imbécil.

— Suéltame, Younghoon. Me lastimas.

Este obedeció. — ¿Por qué me tienes asco?

— Yo jamás dije eso.

— ¡¿Por qué que no me puedes amar?! ¿Por qué al hijo de puta de Sunwoo si?! ¡¿Por qué a ese maldito muerto?!

YoungMi le dio una fuerte bofetada. — Jamás te atrevas dirigirte de esa manera a Woonhoo otra vez. Porque aquí el único muerto, eres tú.

El chico la acostó bruscamente para balancearse sobre ella.

— ¡Déjame! ¡Déjame!

Younghoon la ignoró, y comenzó a besarla bruscamente.

Una vez que logro tomar control de ella, bajó su ropa interior y se acomodó para poder penetrarla.

YoungMi no tenía manera de moverse, y eso la hizo desesperarse.

— ¡Déjame en paz! ¡Lárgate de mi casa!

— Oh vamos YoungMi.. —susurró en sus labios. — No resisto. Tienes que ayudarme.

— ¡No! —pataleó constantemente. — ¡Por favor, Younghoon!

— Prometo que te va a gustar.

Finalmente se introdujo en ella, y YoungMi soltó un grito desesperado.

Continuó penetrando. Sus embestidas eran lentas, pero comenzaron hacer rápidas.

YoungMi se sentía asqueada, odiaba el sonido del choque de sus cuerpos.

Quería morir.

Ardía, ardía demasiado. YoungMi no se sentía excitada, por lo tanto la lubricación era una necesidad. Younghoon tomó las dos muñecas de la chica con una sola mano, y la otra libre, llevó dos dedos a su boca y los chupó. Saco su miembro y pasos los dedos húmedos por la intimidad de YoungMi. Esta continuaba gritando desesperada, hasta que el chico no resistió.

— ¡TE CALLAS DE UNA PUTA VEZ! —le atascó una bofetada.

YoungMi lloró aún más. Y por ende, le escupió en la cara. Younghoon pasó la lengua por sus labios enfurecido, y cerró los ojos para advertir:

Estas muerta.

YoungMi tragó saliva, y también cerró sus ojos húmedos a causa de las lágrimas. Esperaba un fuerte golpe, pero a lo contrario de eso, Younghoon la soltó.

Después de unos segundos la tomó inesperadamente, y la arrastró hasta el pequeño sótano que el departamento contenía. La aventó sin más desde la altura aproximadamente de unos 10 escalones de madera, y la chica, rodó, y rodó hasta quedar inconsciente en el suelo.

Younghoon se alejó un momento, y volvió para azotar fuertemente la puerta. Cerró con las llaves que algún día tuvo la oportunidad de sacar unas copias de todas ellas, y se aseguró muy bien.

Muy bien de que YoungMi se quedara encerrada.

ESTOCOLMO ;; k. sunwoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora