스물 여섯

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8 horas antes.

— ¿Sunwoo?... — YoungMi acercó la oreja en la puerta, pero cayó hacia afuera cuando fue abierta.

— Tratando de escapar, ¿eh? — Younghoon jugaba con su mandíbula molesto, mientras que su pie descansaba arriba de la cabeza de Sunwoo.

— ¿Qué le hiciste? — esta trató de tocarlo, pero fue impedida.

— YoungMi.. — Sunwoo logró pronunciar su nombre.

Younghoon lo pisó aún más fuerte, y este soltó un quejido de dolor. — Él está bien, muñeca. No te preocupes.

— Su cabeza está sangrando. Por favor, déjalo. Le estás haciendo daño.

— Lo sé, ese es el punto. — soltó una risa. — Ve adentro, es un congelador aquí afuera. Jacob, — llamó a su compañero. — ya sabes que hacer.

Este asintió, y arrastró a Sunwoo al auto mientras que Younghoon tomó a YoungMi para que se mantuviera adentro.

Cerró la puerta una vez más con seguro. — ¿Me explicas por qué querías escapar?

— No lo iba a hacer. Ni siquiera tenía la opción. Me tienes encerrada, ¿no es obvio?

— ¿No es obvio que si yo no hubiese llegado ya estarías muy lejos con Sunwoo?

— No lo voy a volver a mencionar, no intentaba escapar.

Younghoon la tomó de los brazos y la pegó a él. — Esa es mi chica.

Hundió su cabeza en el cuello de YoungMi dejando un camino de besos. La soltó para que sus manos se posicionaran de sus glúteos. Esta miraba por todos lados, y parpadeó muchas veces al ver que Younghoon tenía un arma detrás de su pantalón y que era muy sencillo de agarrar.

Sin pensarlo dos veces, se posición de ella y empujó a Younghoon para apuntarle.

— De rodillas.

Younghoon rió. — Ni sabes usar un arma. Y por cierto, te ves exquisita.

YoungMi notó que su toalla se había caído. Sacudió su cabeza borrando el comentario anterior y recargó para apuntar de nuevo. — Cabe admitir que no tengo buena puntería, pero al tenerte tan cerca no creo que falle darte en la puta cabeza.

— Bájala. — extendió su mano. — No cometas una tontería.

– No.. No me hagas —resaltó. — cometer una tontería.

— No es un juguete.

— Lo sé, cerebrito. Más vale que no intentes hacer un movi-

Younghoon no le permitió terminar cuando le tumbó el arma de una patada. Se deslizó rápidamente por el suelo, cuando ambos salieron disparatados por ella.

Pelearon entre sí, arriba del otro, hasta que estuvieron juntos, pero con un objeto mortal entre medio.

El dedo de YoungMi estaba en el gatillo y no pensó dos veces para jalarlo.

Error.

Gran error.

Después del gran impacto, YoungMi gritó.

— Carajo, carajo, carajo... — no paraba de temblar al ver que su pierna se bañaba de sangre.

— ¡Carajo, YoungMi! ¡Te dije que no era un puto juego!

Inmediatamente desvistió su suéter y se lo colocó encima para poder cagarla en brazos y llevarla a la cochera por el auto.

Estando ahí, se deshizo de su camisa y la pasó alrededor sobre la herida.

— Eres una idiota. — cerró furioso la puerta del copiloto y se dirigió al asiento del piloto.

— Eres mi héroe. — río sarcástica.

— Ni estando así dejas de decir estupideces.

— Es lo que quieres que piense de ti, ¿no? — lamió sus labios. — Carajo, que me pones mal cuando estás sin camisa.

— Cállate de una vez.

— ¿Por qué no la traes puesta? Así... Tengo tu suéter porque estoy desnuda, y la camisa la haz usado para evitar que la sangre siga corriendo. ¿Lo ves? Eres mi puto héroe.

Lo sacó de sus casillas y aplastó fuertemente con su dedo la herida. YoungMi se quejó del dolor. — Cállate la puta boca.

— Si, si, si, ya... — finalmente este quitó su dedo, y YoungMi hizo su cabeza hacia atrás. — Está no te la voy a perdonar jamás.

— ¿Quieres que lo haga de nuevo?

Mostró su dedo cordial. — No lo creo.


(...)


— ¿Por qué me traicionaste?

— Las ofertas de Younghoon me convinieron mejor.

— No se trata de ofertas, era lealtad a una amistad.

Hizo una mueca. — Que patético que lo veas así. Además, es curioso que, te has vuelto tan débil. Recuerdo que eras el "macho alfa" y nadie podía tocarte. Ahora, mira lo que puedo hacer. — Jacob tomó una barra de metal hirviendo y la pego al abdomen de Sunwoo, quemando su piel. Sunwoo se retorcía del dolor.

— Eres un hijo de la gran puta... — Sunwoo no paraba de gruñir.

— Que lindo es el karma. Eso te pasa por estar siguiendo el negocio de tu padre.

— Pronto llegará el tuyo, no te preocupes. — confirmó agitado.

— ¿Así? — ahora colocó la barra en su espalda por unos cuantos segundos. — Te ves genial desnudo y colgando de las cadenas, me dan ganas de azotarte. Por cierto, lindo pene. — fingió como que si lo iba a tocar con la barra.

— ¿Qué hicieron con YoungMi?

— Por culpa de esa mujer estás donde estás. Vaya que el amor te cambia para mal. Já, — soltó una irónica risa. — nunca te imaginé enamorado de una chica. Bueno, de una mercancía. — Sunwoo no respondió. — ¿Sabes cuál es el plan de Younghoon?

— ¿Cuál, Jacob? — lo miró irritado.

— Hacer que YoungMi se enamore de él y que ella, con sus propias y bellas manos te asesine. ¿Qué piensas?

— YoungMi nunca lo va a amar. Al que quiere es a mí.

— ¿Seguro?

— Tampoco me asesinaría.

— Te lo preguntó una vez más, ¿seguro?

ESTOCOLMO ;; k. sunwoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora