3.8K 363 233
                                    

— Aquí tienes. —el chico me acercó una bandeja con comida.

— ¿Cómo supones que coma si estoy atada? —le miré molesta.

— Yo te alimentaré. Ni creas que te desataré. —abrió el jugo de naranja y colocó un popote donde podría beber. — Toma.

— No quiero.

— No te estoy preguntando, te ordeno que lo hagas.

— He dicho que no quiero.

— ¡Que lo bebas de una vez! —exclamó.

Me acerqué donde el popote y succioné de a poco a poco. Alejó el jugo cuando notó que terminé, y se dedicó a abrir unas galletas.

— Abre la boca. —obedecí y mastiqué brusca. — Me tienes que dar el número de tu mamá si deseas salir viva de aquí.

Reí. — No pienso poner en riesgo a mi madre.

— Jodete tú, te dispararé entonces.

— Estoy esperando desde que me amenazaste ayer. —alcé una ceja y este me lanzó una mirada furiosa.

— No te sobrepases conmigo, respétame. Porque tienes razón, no te mataré, no por ahora. Sin embargo, sí que te puedo hacer sufrir durante el transcurso.

— Bravo, ya lo estás haciendo. Con verte es más que suficiente.

Anchaba su nariz por la respiración. — Eres una maldita perra.

— Y tú un imbécil.

— ¡Ya está! —se levantó y tumbó el resto de comida al suelo. — Te quedas sin comer una semana. —se dirigió a la salida y cerró la puerta de golpe.


Un ruido me despertó. Levanté mi cabeza y moví un poco mi cuello al estar lastimado por dormir con la cabeza abajo. Mis brazos y piernas estaban entumecidos.

Otro chico entró con una bandeja de agua y trapos. El mismo que llamó a Sunwoo el día de ayer.

— Hola bonita. ¿Lista para un baño?

— ¿Desde cuando la gente se baña con agua y mediocres trapos?

— Con Sunwoo serás una perra, pero conmigo no. Más vale que te controles si no quieres que lo haga yo.

— Seguro. —rodeé los ojos y este se acercó a mí.

— Te voy a desatar. Y si intentas escapar, date por muerta. —advirtió estando detrás mío.

Finalmente mis brazos descansaron y moví en círculos mis muñecas. Rápidamente este me tomó de nuevo de los brazos y me sacó de ese obscuro lugar.

Caminábamos por un pasillo. Habían diferentes puertas donde solo se encontraban números. En algunas se podía escuchar gritos de dolor.

Definitivamente no era la única.

Me adentró a un limpio baño sin ventanas, y exigió que entrará a la bañera.

— No me voy a desvestir frente a ti.

— No te bañarás con ropa. Así que obedece a lo que te digo.

Aunque trataba de no demostrarlo, temblaba de miedo. Cada vez el lugar me daba más escalofríos.

Tragué saliva y me quité el suéter que vestía. Cuando iba por la blusa, observé al chico quien me miraba atentamente.

— ¿Qué esperas? Continúa.

— Voltéate por favor. —dije en una combinación de miedo y nerviosismo.

— ¿Me estás pidiendo a mí que me voltee? —rió escandalosamente.

— He dicho por favor.

— Ni aunque digas por favor o ruegues, no me voltearé. No pierdas tiempo, ¡y métete a bañar de una maldita vez!

— Por favor. —agaché mi cabeza y apreté mis ojos para no llorar.

— ¡Ahora! —gritó más fuerte, pero alguien entró llamando la atención de los dos.

— ¡¿Por qué tanto escándalo, YoungHoon?! —Sunwoo frunció el ceño.

— ¡Esta perra no se quiere bañar!

— ¡No me quiero desvestir enfrente de ti que es muy diferente! —grité, y mis lagrimas no resistieron. Ahora se deslizaban por mis mejillas.

— Aquí no se va hacer lo que tú digas, YoungMi. Obedece de una vez antes de que me hagas enojar a mí también.

El hijo de puta sabía mi nombre.

¡Déjenme bañar sola! ¡Ni siquiera hay lugar por donde escapar!

Sunwoo me miró serio. — Bien. Solo por esta vez.

— ¿Pero qué mierda haces? —el chico le llamó la atención a Sunwoo.

— Aquí se hace lo que yo diga. Calla la puta boca soplona que tienes, y larguémonos. —Sunwoo lo tomó por atrás y lo sacó. — Volveré en unos minutos. Espero que estés ya lista si no habrá consecuencias. —finalmente cerró la puerta.

Me empecé a desvestir mientras sollozaba fuertemente.

Aún quería creer que era una pesadilla.

Pero no lo era. Esto sólo era el comienzo.

ESTOCOLMO ;; k. sunwoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora