스물 일곱

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— ¿A qué lugar tétrico me llevarás ahora? ¿Que no entiendes que el doctor me pidió reposo?

— Tu pierna es la que está lastimada.

— ¿Cuál es el punto?

— Exacto, ¿cuál es el punto? Si tú estás más que bien.

YoungMi rodó los ojos. — Nunca dejarás de ser idiota.

— Antes de que comiences a criticarme, quiero confesar que es una sorpresa. Una sorpresa que se que te encantará, una sorpresa que amarás.

— ¿Eh? — lo miró temerosa.

— Es aquí. — se detuvo frente a una puerta. — ¿Estás lista?

— No estoy para juegos, en verdad. Regresemos. — trató de hacer la silla de ruedas hacia atrás, pero Younghoon la detuvo.

— Cierra tus ojos. Promete que los vas a hacer. Mira, mira.. Te lo juro por el dedo meñique, que no es nada malo. No saldrás lastimada, ¿esta bien?

Esta ignoró toda su hipocresía. — Abre la puerta ya.

— Cierra los ojos~ — imitó una voz infantil y abrió la puerta.

YoungMi finalmente abrió sus ojos cuando se escucharon aplausos. La escena que veía,

le estaba partiendo el corazón.

¡Sunwoo! — se deshizo de las manos de Younghoon, y manejó la silla sola hacia el pobre torturado. — Sunwoo.. — sus ojos se cristalizaron. — ¡Pero que hiciste! — gritó como pudo. Su voz se cortaba.

— YoungMi...

— Aquí estoy, aquí estoy.. — tocó su pierna, lo único que estaba a su alcance. — ¡Te exijo que lo bajes ya!

— Jacob, ya la oíste. — Younghoon dio la orden, y Jacob lo dejó caer sin más. Azotando fuertemente en el suelo.

YoungMi gimió por el dolor de su pierna al tumbarse de la silla para poder alcanzar a Sunwoo. — Mírate. — tomó su rostro pálido y destrozado entre sus manos. — Mira como te han dejado.

Sunwoo no decía nada, más que toser. Por otra parte, YoungMi visualizó todas las marcas de tortura que tenía.

— Dejémoslos. — Younghoon tomó a Jacob del hombro.

— ¡En serio los vas a dejar!

— ¿Qué pueden hacer? Una lisiada y un tipo a punto de morir. — dijo, para retirarse ambos.

— Perdóname, Sunwoo.. — con lágrimas paseándose por sus mejillas, lo tomó entre sus brazos.

— No...

— Te voy a sacar de aquí, ¿de acuerdo?

— ¿Por qué... estás así? — difícilmente terminó.

— Porque soy una idiota. — tomó su mano y la besó. — Estás temblando mucho. — examinó su cuerpo una vez más. — ¿Por qué estás expuesto? Carajo...

— YoungMi...

Lo calló colocando su dedo en sus labios. — Sunwoo, yo-

— ¿Ya se dijeron todo, tórtolos? — Younghoon entró haciendo un escándalo.

— Younghoon..

— ¿Si?..

— Haré lo que tú quieras, en serio. Lo que tú quieras. Pero déjalo, y llévalo a que lo curen.

— Agradezco que lo digas, pero no es lo que yo quiero. Verás cariño, ¿quieres saber lo que quiero? — YoungMi asintió varias veces desesperada. — Y ayudará a Sunwoo dejar de sufrir.

— Dime.

— Que lo mates. — sonrió. — Eso le ayudará bastante. — se acercó a ellos. — Puedes matarlo como tú desees, bebé. Es tu oportunidad de vengarte. — besó su coronilla.

— Eres un maldito cínico.

— Tú decides, o lo matas.. o — tomó de nuevo la barra y lo pegó a la espalda de Sunwoo. — o lo dejas sufrir.

— ¡Ya basta! — lloró aún más ver como Sunwoo no resistía más. — No le hagas daño. — lo cubrió con su cuerpo.

— ¿Tú crees que tuvo la misma compasión cuando trabajabas para él? Porque yo pienso todo lo contrario.

— Por favor. — miró a Younghoon. Sus súplicas eran tan sinceras. — Ayúdalo.

— Está bien. Solo porque tus pucheros son muy bonitos al igual que tú. — dijo divertido. — Llamaré para que lo atiendan aquí. Vamo-

— No.. yo aguardaré aquí hasta que lleguen.

— Bueno, como tú quieras. — se dirigió a la salida y tronó fuertemente la puerta.

— No, no cierres tus ojos. — sacudió delicadamente el rostro de Sunwoo. — Mírame, mírame estoy aquí contigo. — acarició su mejilla.

— Déjame morir...

— No, no, no. No pasará y no lo voy a permitir. — alcanzó la cobija que tenía en sus piernas, y lo cubrió. — Cuando esto termine y te mejores, cuidaré de ti. Mejor que a nadie.

— No.

— Si, porque te quiero. Y necesito que estes bien.

ESTOCOLMO ;; k. sunwoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora