9|Aeropuerto (Parte II)

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De camino al aeropuerto, Sam y yo hablamos sobre lo que vamos a hacer una vez estemos en Denver. De repente, suena Cryn', de Aerosmith. Alguien me llama. Cojo el móvil y contesto.

-¿Dígamelo?

-¿Sophie? ¿Dónde estás?- pregunta preocupado James.

-Os lo he dicho, me voy de viaje- el chico suspira de alivio. Es adorable cómo se preocupan por mí, me hace sentir especial.

-¿Sí, nos lo has dicho?- pregunta extrañado-. Oye, ¿Sophie nos ha dicho que se iba?- cuestiona a los chicos, seguramente. Se escucha un "sí" general.

-¿Ves? Eso es que no me haces caso- me pongo de morros, aunque él no lo ve.

-Puede ser... Pero estoy seguro que pasas de mí el 99% de las veces que te hablo.

-Tienes razón. Bueno, te dejo, tenemos que subir ya al avión- va a responder pero no le dejo-. Chau- cuelgo. Sam se ríe y me mira de reojo rápidamente-. ¿Qué?

-Nada, simplemente que aún faltan unos veinte minutos para llegar al aeropuerto y casi dos horas para coger el avión.

-Sí, pero me da pereza hablar con los chicos.

-Me parece lógico.

Pasamos lo que queda hasta el aeropuerto escuchando música. Cuando llegamos allí, ya son las seis de la tarde. Aún falta una hora o por ahí para que el avión salga. Hacemos todo lo que tenemos que hacer para coger el vuelo en menos de media hora. Como queda otra media hora para embarcar, decidimos comer algo.

-Bueno, ¿qué te apetece?- le pregunto a Sam.

La rubia mira con detenimiento el escaparate de la panadería y señala frenéticamente un croissant relleno de chocolate. Pido dos croissants y pago al chico, el cual mira a mi amiga de una forma muy extraña... No le doy importancia y nos vamos a esperar a que abran la puerta de embarque.

Después de unos cinco o diez minutos, podemos ya entrar al avión. Sam y yo nos sentamos en nuestros respectivos sitios, una al lado de otra. Mi amiga se pasa la mayoría del viaje dormida en mi hombro, qué recuerdos de las excursiones de Primaria me trae esto. Yo me quedo leyendo prácticamente todo el vuelo. Cuando al fin anuncian el aterrizaje, despierto a la rubia con un "suave" empujón (nótese el sarcasmo), la cual se levanta de un respingo. Bajamos del avión y salimos del aeropuerto. Cogemos un taxi para que nos lleve al tanatorio. Cuando llegamos, bajamos del coche y pagamos al conductor. Trago saliva antes de entrar al edificio que se alza ante nosotras. Sam, al ver mi expresión de miedo, me agarra de la mano. Le sonrío, respiro profundamente y entramos.

Al entrar, a las primeras personas a las que veo son mis hermanos pequeños Jade y Teo. Los gemelos corren hacia mí y me abrazan de las piernas, casi tirándome al suelo. Les miro, tienen los ojos inundados en lágrimas.

-Wow- les digo-, cuánto habéis crecido estos meses.

Tienen seis años y ya tienen que pasar por esto, son muy pequeños. Después de abrazar a mis hermanos, voy a la montonera de gente. Allí me quedo abrazando y saludando a todo el mundo. Cuando encuentro a mis padres, están hablando con Ana Alcaraz y David Navarro, padres de Xavier e Iván Navarro. Me acerco a ellos y les abrazo fuertemente. Cuando me separo de ellos, les miro con tristeza. Lo que me sorprende a mí misma es que no lloro. Abrazo a Ana y a David, cuyos ojos también están aguados. Ahora toca hablar con los hijos y la mujer de Myles. Llego a dónde están y corro a abrazarlos. Se nota que están destrozados, es una gran pérdida para todos.

Después de hablar con todo el mundo que me encuentro, me doy cuenta de que he perdido de vista a Sam. Seguramente esté hablando con la gente- pienso-, también le afecta a ella. He hablado con todo el mundo que me he encontrado, pero aún falta alguien. Le veo sentado en un banco, solo, apartado del gentío. Me acerco a él y me siento en el respaldo del banco a su lado. Miro hacia delante unos minutos antes de atreverme a hablar.

-Es jodido, ¿eh?

Iván se gira para mirarme y me abraza, cosa que me pilla desprevenida. Noto como mi hombro, donde él está apoyado, se humedece. Cuando reacciono, le correspondo al abrazo. Nos pasamos así un buen rato sin hablar, sobran las palabras. Cuando al fin nos separamos, Iván vuelve su vista al suelo, parece sonrojado.

-L-lo siento- se disculpa-, me he dejado llevar.

Intenta ocultar su cara de vergüenza con el gorro que lleva puesto. Awww, es tan mono cuando se sonroja. Le miro con dulzura.

-No pasa nada, te entiendo perfectamente.

Me mira con esa mirada que me encanta ver desde que era pequeña, esa mirada que dice "Gracias, me has alegrado el día". Siempre que de niños hacíamos estupideces y cualquiera de ellos se caía o algo, me tocaba a mí ocuparme aunque fuera la más pequeña. Xavier y mi hermano pasaban y seguían con sus locuras, pero Iván me miraba así e iba con mucho más cuidado. Siempre he podido confiar en Iván, es mi mejor amigo junto con Sam. Nos pasamos hablando hasta que anochece y volvemos con los demás. Me acerco a donde conversan mi hermano Alex y Xavier.

-Alexander, Xav, ¿vamos a tomar algo? Tengo hambre- les pregunto y pasan de mí-. Yo pago...

-¿A dónde quieres que vayamos?- empiezan a andar.

-... mi parte- termino de decir. Ellos se giran para volver a donde estaban antes, pero les agarro de los brazo-. Vamos, aquí dentro me deprimo demasiado.

-Vaaleee- aceptan de mala gana y salimos del tanatorio.

-Mierda- exclamo.

-¿Qué has hecho?- preguntan los tres al unísono.

-¿De verdad?- les miro cansina-. Voy a por Samantha.

-Vale- Iván es el único que contesta-, nos vemos en la cafetería de la esquina.

Vuelvo a entrar y busco a mi amiga por todos lados. La diviso hablando con mis hermanos pequeños. Se llevan genial. Me acerco y apoyo la cabeza en su hombro. Le susurro al oído:

-¿Te vienes a tomar algo por ahí?

Se gira y asiente. Se despide de los gemelos y salimos juntas de allí. Nos encontramos con los chicos en la cafetería de al lado. Ya han pedido cafés para ellos tres. Nos sentamos en su mesa y nos ponemos a hablar. Sam y yo pedimos otros dos cafés. El tiempo va pasando y nosotros seguimos hablando.

-¿Mañana hacemos algo juntos?- pregunta Xavier. Todos los chicos se han pedido el día libre en sus respectivos trabajos y universidades para poder estar con nosotras hasta que nos vayamos, por lo que vamos a estar todos juntos hasta el domingo.

-¿Qué tal si vamos al skate park que hay aquí cerca?- propongo yo y a todos les parece una gran idea.

Desde que éramos pequeños, nos íbamos a un skate park por las noches en verano. Xavier y Alexander hacen trucos con las bicicletas, Sam con el patinete e Iván y yo vamos en monopatín a todas partes. Nos lo pasamos genial en verano.

Cuando nos queremos dar cuenta, ya son las diez menos veinte y están a punto de cerrar la cafetería. Pagamos cada uno su parte y volvemos con todos al tanatorio. Nos reunimos con nuestros padres y les decimos nuestro plan para mañana. Les parece una buena idea.

-Así no molestaréis- añade David.

Todos nos reímos ante su comentario, aunque en el fondo tiene razón, somos muy pesados. Nos volvemos cada uno a nuestras respectivas casas. Sam se va ha quedar con nosotros en mi habitación. A mis padres no les molesta, Sam le cae genial a todo el mundo. Preparamos unas pizzas para cenar y vemos una película de los Hermanos Marx *. Cuando termina la película, nos vamos cada uno a su cuarto. Abrimos mi cama para poder dormir las dos en ella y nos acostamos.

·*·*·*·*·*·*·*·

Holaaaaaaaa.

Bueno, ¿cómo os va la vida? A mí bien. La cosa, aquí tenéis el capítulo que toca. Sí, lo sé, no soy capaz de hacer un capítulo entero en una parte, pero quiero escribir muchas cosas y no quiero que se quede muy largo. Creo que voy a cambiar ya de parte, ¿ok? Bueno, adiós. Leed mucho y sed felices.

*Los hermanos Marx eran unos humoristas que hicieron películas como "Sopa de ganso" entre otras.

(Iván Navarro en multimedia)

Viviendo con 5 idiotasWhere stories live. Discover now