33|Día de decepciones

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Unas dos semanas y media o tres después de que mis hermanos conocieran a Noa, me dan el alta definitivamente. Los mellizos pequeños venían casi todos los días para estar conmigo y con Noa. Cuando ellos no estaban, venían mis amigos y las chicas. A veces, por la mañana, me dedicaba a hacer los deberes que me mandaban y traían mis amigas.

Claire está aquí, esperando a que recoja las pocas cosas que hay en mi habitación, para acompañarme hasta la puerta del hospital. Una vez allí, mis amigos me saludan. También están mis hermanos pequeños, un tanto tristes. Les pregunto por qué.

-Porque, como ya no vamos a venir al hospital a verte, no vamos a poder ver a Noa- me explica Teo.

Estoy a punto de decirles que, por desgracia, mamá sigue ingresada, pero me reprimo.

-Tranquilos. Cuando tengamos tiempo, vendremos a visitarla, que yo también la quiero ver- digo en su lugar. Al escuchar esto, sus rostros se tornan mucho más alegres. La verdad es que se han hecho muy, muy amigos, y me encanta.

Como es sábado, nadie tiene clases.

¿En serio? Muchas gracias, Sherlock.

Cállate.

Aun así, los chicos con los que vivo no han venido a visitarme. Tampoco saben que me han dado el alta, así que les voy a dar una sorpresa. Y, ya de paso, se lo echo en cara. A ver qué dicen.

Eres mala. ¿Te he dicho que me empiezas a caer bien?

Aw, Conci, eso me alaga en gran manera.

Tampoco te lo flipes, tía. Tranquila.

No eres capaz de mantener un momento bonito, ¿verdad?

No somos, Sofía, no somos.

Eso.

Me monto en el coche de mi hermano, que me va a llevar a la residencia. Unos cinco o diez minutos después, llegamos.

-¿Quieres que te acompañe hasta la puerta?

-No, no hace falta, Alexander. Nos vemos.

Camino hasta la puerta con las llaves en la mano. Nada más abrir, puedo ver a todos los chicos en el salón, con sus respectivos móviles, como siempre. Ni siquiera se inmutan con mi llegada. Espero unos minutos antes de decir nada, con la esperanza de que se den cuenta de mi presencia.

-Venga ya- llamo su atención, pero tampoco muestran indicios de querer moverse de sus sitios-. Llevo cuatro putas semanas si venir a casa. No habéis venido a visitarme al hospital en tres jodidas semanas. Se ve que estabais muy bien sin mí, porque estoy aquí diez minutos y ni os habéis dado cuenta. Pensé que, por lo menos, me saludaríais o algo. Pero bueno, da igual. Si me necesitáis, que no lo parece, estaré en mi cuarto- realmente, estoy decepcionada. Cuando estaba ingresada, solo vinieron la primera semana a verme. Además, creí que se preocuparían por mí. Creía que eran mis amigos.

Sin dejar que digan nada, subo a mi habitación. Me dejo caer en la cama y me pongo a pensar. ¿Tal vez estoy siendo muy dura con ellos? Es verdad que no me han venido a visitar, pero tendrían exámenes y cosas que estudiar, ¿no? Dudo que no quisieran venir. No podrían venir.

Yo creo que, si hubieran querido venir, habrían venido. Si son nuestros amigos en realidad, habrían dejado un poco de lado los estudios por vernos. Encima, Sam y las chicas sí que han venido, y no han dicho que hubiera exámenes, ¿no es verdad?

Sí, pero...

Nada de peros, chica. Si no han venido es porque no han querido. Porque poder, podrían haber venido perfectamente. Y es obvio que no prefieren hacer los deberes o estudiar a estar con nosotras. Y sabes que me caen genial, y a ti también, pero debes admitir que tengo razón.

Viviendo con 5 idiotasWhere stories live. Discover now