Jacob Harper anhela ser feliz, pero debe lidiar con su segundo enamoramiento hacia un chico, que es nuevo en el suburbio. También, él tendrá que aprender a aceptar el hermoso y trágico pasado para intentar resistir ataques de pánico; causados por al...
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Algunas veces, evadir lo nos atrae, es una forma distorsionada de demostrar que verdaderamente nos atrae. Sin importar cuantas veces queramos huir, eso que tanto nos atrae siempre se cruzará en nuestro camino e inconscientemente en algún momento dejaremos de evadirlo.
Dos semanas había pasado desde que Jacob vio a ese desconocido y atractivo chico rubio que era nuevo en la secundaria. Marie le insistió muchas veces para que le hablaran, pero, Jacob se negaba, decía que en su amistad no podía haber tres, además que debían «darle más tiempo a Garry» para que se integrara y perdiera el miedo a ser el chico nuevo, algo verdaderamente tonto para Marie.
Una cálida mañana de sábado, Jacob se encontraba en su dormitorio mientras bebía café desde una taza y hacía su tarea. De pronto, su teléfono sonó, él lo tomó y se dio cuenta de que era un mensaje de Marie.
MARIE: ¡Hola, nene!
JACOB: ¡Hey! ¿Cómo estás?
MARIE: Muy bien, oye, ¿me acompañarás a la fiesta de Halloween? Debemos ir, es nuestro último año de secundaria.
JACOB: No sé, estoy algo cansado, además tenemos muchas tareas pendientes.
MARIE: Vamos, anímate, no será hasta la madrugada, vamos, comienza a las siete y termina a las once.
JACOB: ¿Por qué no vas con London y Chloe?
MARIE: No quieren, también están haciendo tareas.
JACOB: Algo que deberías estar haciendo tú.
MARIE: Para tu información, ya las hice.
JACOB: Jaja, no te creo.
MARIE: Me conoces, obviamente las hice, tonto. Pero, vamos a la fiesta, ¿sí? Please.
JACOB: ¿Qué me darás a cambio?
MARIE: Hago tus tareas, ¿sí?
JACOB: Hecho. De acuerdo, ven a las seis y de aquí mi madre nos lleva.
MARIE: Pequeño perezoso, está bien, a las seis en tu casita.
Luego de dejar el teléfono sobre la cama, Jacob se levantó de su escritorio y bajó al primer piso de la casa, se dirigió al dormitorio de su madre, la Sra. Harper; una mujer castaña, de ojos trigueños, alta estatura pero no tanta como la de Jacob; ella casi siempre llevaba unos anteojos sobre su cabeza y se vestía con ropa al estilo de los años sesenta.
Cuando Jacob se posó en la puerta del dormitorio, la Sra. Harper se encontraba leyendo una revista y con la televisión encendida.
—Eh... ¿mamá? —comentó Jacob.
—¿Sí, Jacob? ¿Qué pasa? —preguntó ella quitando los ojos de las revistas.
—Pues... Marie y yo queremos ir a la fiesta de Halloween que organizará la secundaria, ¿puedo ir?