Capítulo 31 | Difamadores secretos

527 67 3
                                    

La difamación por cosas que deberían ser normales en la sociedad, comentarios absurdos de personas absurdas, el mundo a veces puede llegar a ser tan tóxico que comenzamos a desconfiar hasta de nuestra misma sombra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La difamación por cosas que deberían ser normales en la sociedad, comentarios absurdos de personas absurdas, el mundo a veces puede llegar a ser tan tóxico que comenzamos a desconfiar hasta de nuestra misma sombra. Los secretos, cosas ocultas que algunas veces no queremos revelar por temor a nuestros oscuros pasados, esas cosas suelen romper mucho nuestras mentes, las quiebran en pedazos. Solo estamos intentando sobrevivir e imaginar que nada ha pasado, que todo está bien, aunque en el fondo estamos rotos.

A la mañana siguiente, un friolento día miércoles dio inicio. Jacob no quería asistir a la secundaria, aquella publicación lo había hecho sentir muy avergonzado, y no porque besaba a un chico, sino porque él siempre había sido alguien muy reservado. Pero, por culpa de esa publicación, media secundaria sabía quién era realmente. Jacob comenzó a sacar conclusiones de que lo insultarían, golpearían y demás cosas horribles, estaba muy nervioso.

—Jacob, salte ya mismo de esa cama —ordenó Marie entrando al dormitorio del joven castaño.

—No, no iré —contestó Jacob tapándose con la sábana.

—Te levantas de esa cama o te saco arrastras de aquí, tú decides. —Se colocó las manos en la cintura, inclinó la cadera y flexionó una rodilla.

—Marie, mi reputación se acabó, todos me verán como un raro.

—Fue una simple foto, nadie le dará atención.

—Yo no la publique —Respiró profundo—. Tú me crees, ¿verdad?

—Claro que te creo, Jacob. Solo pienso que no deberías preocuparte tanto, vivimos en una época dónde amar diferente no está mal.

—Lo sé, pero, la persona que tiene mi perfil tuvo la intención de hacerme daño, ¿acaso no te suena conocido?

—Si hablaremos de miss malcriada, sí, quizás haya sido ella. Aunque, no lo sé, ¿cómo encontró la contraseña de tú perfil?

—Pienso lo mismo.

—¿Por qué mejor no te levantas y nos vamos? Arriba, ¿dejarás que me vaya sola? —preguntó Marie, luego mostró una expresión triste.

—Marie... —se quejó Jacob dudoso—. Okey, de acuerdo, espérame abajo.

—¡Yay! Date prisa, please —agregó Marie, mientras salía del dormitorio.

Jacob tomó rápidamente una ducha, luego salió y se colocó el uniforme acompañado por un suéter blanco. Posteriormente, tomó su teléfono, su bolso y bajó a la sala de estar, donde Marie charlaba con la Sra. Harper. Jacob desayunó una taza de cereal con leche y, al terminar, fue al baño a cepillar sus dientes. Cuando pasó nuevamente por la cocina, tomó una caja de galletas, se despidió de su madre y salió de la casa junto a Marie.

En las calles no había vuelto a nevar, solo había frías ventiscas y un radiante sol. Mientras Jacob y Marie caminaban a la secundaria, ambos comían la caja de galletas de fresa que Jacob había tomado de la cocina.

Diversos tonos azules | Primer libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora