Capítulo 18 | Despertadoras respuestas

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Un adiós, el ciclo acabó, un nuevo amanecer comenzó, el pasado revivió en nuestras mentes, nos recordó que nunca se había ido, solo simplemente lo omitimos

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Un adiós, el ciclo acabó, un nuevo amanecer comenzó, el pasado revivió en nuestras mentes, nos recordó que nunca se había ido, solo simplemente lo omitimos. Pero, al cerrar un ciclo, otro nuevo se abrirá, y no sabremos qué cosas este despertará.

Una mañana, un día miércoles, un nuevo despertar acompañado por el frío y un radiante sol, el despertar perfecto para muchos. Jacob se encontraba durmiendo en el dormitorio de Marie, todo el ambiente estaba muy relajado, solamente se escuchaban los pájaros cantar al unísono.

—Jacob, Jacob —dijo Marie agitando suavemente al castaño.

—¡Connor! —gritó Jacob levantándose de golpe, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

—Shhh... Tranquilo. —Marie, preocupada, abrazó a Jacob.

—Todo... Todo se sentía tan real, sentía que... —respondió Jacob, secando sus lágrimas—. Te amo, Marie. —Abrazó fuertemente a la castaña.

—Yo también te amo, Jacob. Pero, debemos ir a la secundaria, esta es la realidad, solo fue un mal sueño, me tienes a mí y tienes a... me tienes a mí, sabes que no te dejaré solo.

—Lo sé. —Respiró profundo—. Mi madre... ¡fuck! ¿Vino anoche?

—Sí, le dijimos que te dejara aquí, no estuviste nada bien. Subí a llamarte varias veces para ver si despertabas, me tenías muy asustada.

—Pero, ¿qué me paso? Yo estaba caminando a tu lado, ahora que lo recuerdo.

—Sufriste un ataque pánico. No respirabas bien y caíste en mis brazos. Después, mi madre nos buscó y te desmayaste. Cuando llegamos a casa mi padre te examinó, estuviste un par de horas en su consultorio, luego te subió hasta acá y enfatizó que debíamos dejarte descansar.

—¿Por qué jamás lo he visto?

—¿A mi padre? —indagó Marie, desorientada—. Sabes que se la pasa trabajando, algunas noches hace guardias en el hospital.

—Es que... todo lo tomas muy relajada, da miedo.

—¿Qué da miedo? Estoy relajada porque mi padre también dijo que debíamos evitar que te alteraras o pusieras muy nervioso. Tranquilo —agregó Marie, y de nuevo abrazó a Jacob.

—Disculpa, me siento muy extraño, tengo miedo de mi sueño... el sueño... —expresó Jacob nervioso—. Marie, ya no lo recuerdo.

—Lo recordarás, solo debes relajarte, pensar cosas positivas. Por ejemplo, que ya estamos en el último año de secundaria, ¿no te parece algo increíble? —preguntó la castaña intentado distraerlo.

—Pues... la verdad es que me da igual. Además, pasaremos a la preparatoria, solo será más estrés, prefiero no pensar en eso.

—Ay, si eres tonto. Mejor ve a arreglarte, tu madre dejó un bolso con tu uniforme y esas cositas. —Señaló la silla donde estaba el bolso—. Date prisa —añadió saliendo del dormitorio.

Diversos tonos azules | Primer libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora