Capítulo 37 | Preciado pasado (Parte 1)

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Lo más preciado, lo más valioso, un pasado que dio importancia a toda una vida, una vida que en el fondo expresó sufrimiento

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Lo más preciado, lo más valioso, un pasado que dio importancia a toda una vida, una vida que en el fondo expresó sufrimiento. Los caminos se expandieron, al igual que los pensamientos y las formas de ver al mundo, nada fue igual, no había forma de mantener todo en paz, solo teníamos que aprender a sobrellevar, sobrellevar nuestro pasado o tal vez el de los demás, uno que jamás imaginamos que nos llegará lastimar, pero, que por causas del destino nos unirá.

El amanecer surgió de una manera hermosísima, durante la madrugada de aquel día viernes estuvo nevando. Por la mañana, Jacob terminaba de bañarse y arreglarse para ir a la secundaria por el último día de clases. Luego de acomodar un poco su cabello, él tomó sus cosas y bajó a la cocina, donde comenzó a desayunar. Al terminar con el desayuno, se despidió de su madre, agarró su abrigo del perchero y, seguidamente, se marchó.

Jacob caminó por las frías calles hasta llegar a la casa de los Morgan, donde Marie lo esperaba.

—Estoy muy nerviosa —notificó Marie, mientras iba de camino a la secundaria junto a Jacob.

—Yo... Marie... estoy muriendo —dijo Jacob mostrándose débil.

—¿¡Qué!? —Marie sostuvo a Jacob, después él se carcajeó—. ¡Jacob!

—Era una metáfora —avisó el castaño entre risas, Marie lo fulminó con la mirada.

—¡Me asustaste, idiota! —exclamó Marie alterada, pero, luego no pudo evitar reírse.

—Dime «lindura» —ordenó Jacob con voz de niña.

—Hey, ¿qué te pasa? Eso es mío —reclamó Marie sonriendo—. Ahora, me dirás «lindura» como disculpa.

—Lindura.

—¡Aw!

—Di gato.

—Gato.

—¡Aw! Qué tontos somos —comentó Jacob riendo.

—Retraso mental, Jacob, eso se llama retraso mental —añadió Marie entre carcajadas.

Más tarde, Jacob y Marie estaban a solo pocos pasos de adentrarse en los pasillos de la secundaria. Ellos iban por sus calificaciones, las cuales estarían publicadas en una cartelera pegada en la pared del pasillo central. Ambos jóvenes se notaban muy nerviosos, pero, sin pensarlo más, se dirigieron hasta allá.

—¡Oh, cielos! ¡Pase! ¡Yas! —gritó Marie cuando vio su nombre con todas la asignaturas aprobadas, luego comenzó a hacer un baile de celebración al azar.

—No puede ser —dijo Jacob con un tono de voz triste—. De verdad me esforcé.

—Jacob, no importa...

—Me esforcé y... ¡pasé! —anunció Jacob con una gran sonrisa, seguidamente, abrazó fuertemente a Marie.

—¡Idiota! Me has asustado dos veces, me vas a matar —acotó Marie.

Diversos tonos azules | Primer libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora