Capítulo 22 | Anhelo de amor

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Deseamos lo indeseable, anhelamos lo que amamos, pero, jamás pensamos en todo el mal que podemos llegar a causar

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Deseamos lo indeseable, anhelamos lo que amamos, pero, jamás pensamos en todo el mal que podemos llegar a causar. La ilusión se hizo realidad, al igual que la persona que en algún momento llegamos a amar, todo siempre fue real, todo el alrededor, todo lo que se vivió.

Autos y más autos se veían por la carretera. Luego de un tiempo, Jacob se encontraba solo mientras caminaba por los pasillos de la secundaria, no había visto a Marie por ningún lado. Él se dirigió hasta su respectiva aula de clases y, posteriormente, fue hasta su asiento. Sacaba sus cuadernos cuando notó a la persona que se adentraba al aula.

«Connor, ¿qué hace aquí? ¿Cuándo se inscribió? ¿Acaso me está acosando?», pensó Jacob muy nervioso, mientras clavaba la mirada en Connor, luego la desvió nuevamente hacía sus cuadernos.

Jacob intentó no darle tanta importancia al asunto, sin embargo, no podía evitar el nerviosismo en su interior. Connor agradablemente se acercó hasta donde estaba su amado chico castaño y se mantuvo frente a él. Luego de unos segundos, eso provocó que Jacob levantará la vista hacía Connor.

—Jacob... —acotó Connor con una tierna sonrisa.

—Eh... Connor, eh... hola, ¿cómo estás? —Jacob se notaba nervioso mientras dirigía inevitablemente su miraba hacia los rosados labios de Connor.

«¡Shit! ¿¡Qué me pasa!? No pienses en eso, relájate», pensó Jacob.

—Uhm, bien... eso creo —contestó Connor asentando una mano sobre la mesa donde estaban los cuadernos de Jacob—. ¿Y tú? —preguntó interesado sin sacarse el brillo de sus ojos—. ¿Puedo sentarme? —Colocó la mano sobre el asiento de atrás.

Jacob se notaba atónito mientras miraba los ojos de Connor.

—Eh... ¿sí? No, no puedes, ese asiento es del idiota de Ethan. Aunque... creo que lo suspendieron, bueno, eso escuché en los pasillos.

—¿Quién es Ethan?

—Nadie, eh... no importa. Si quieres, puedes sentarte —respondió Jacob mirando las páginas de uno de sus cuadernos mientras evitaba el contacto visual con Connor.

—Sin duda lo haré —contestó el rubio, posteriormente, se dejó tumbar sobre el asiento que estaba detrás de Jacob.

El comentario de Connor provocó una imprevista sonrisa en los labios de Jacob.

Minutos después, la clase aun no comenzaba, Jacob solo ignoraba a Connor, no sabía cómo decirle toda la verdad, no sabía cómo entablar una confiable conversación con él. En ese momento, apareció la salvación.

—¿Jacob? —preguntó Marie un poco confundida adentrándose al aula, Connor recibió una llamada telefónica.

—Marie —dijo Jacob, después de haber levantado la mirada hacia la joven castaña.

—¿Qué haces aquí? En la dirección avisaron que no vendría el profesor.

—Disculpa, Jacob, debo irme —notificó Connor apresurado, luego salió rápidamente del aula.

Diversos tonos azules | Primer libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora