Capítulo 32 | Rompedoras amenazas

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No sabemos qué cosas podemos llegar a hacer cuando nos quedamos sin salidas, cuando la adversidad nos ha atrapado, cuando estamos entre la espada y la pared

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No sabemos qué cosas podemos llegar a hacer cuando nos quedamos sin salidas, cuando la adversidad nos ha atrapado, cuando estamos entre la espada y la pared. No pensamos, no razonamos, simplemente nos dejamos llevar, dejamos que nos guie un impulso, el cual no sabemos si más adelante nos llegará a torturar.

Aquel día miércoles a las seis de la tarde, Jacob estaba terminando de arreglarse porque Marie no tardaría mucho en llegar. Él se colocó una playera azul oscuro, un pantalón de dormir color gris y, lo que jamás podía faltar, sus pantuflas. Posteriormente, tomó su teléfono y le escribió un mensaje a Marie. De pronto, sonó el timbre de la casa, Jacob bajó apresurado y abrió la puerta.

—¡Holis! —exclamó Marie emocionada, luego brincó a los brazos de Jacob.

—¡Hola! —contestó Jacob entre risas.

Marie muy entusiasmada entró a la casa, dejó sus cosas en el dormitorio de Jacob y después bajó a la cocina con los ingredientes para la pizza.

Jacob y Marie comenzaron a hacer la cena entre carcajadas y chistes, a ambos se les notaba muy felices. Hacía semanas desde que ese hermoso brillo en los ojos de Jacob no se veía, él poco a poco encontraba la felicidad en las cosas más sencillas.

Cuando terminaron de hacer la cena, Jacob le llevó un plato con pizza a su madre y luego subió a su dormitorio junto a Marie, quien llevaba una bandeja con pizza. Los jóvenes decidieron sentarse a estudiar en el fresco y relajante suelo.

—Ella es experta en estos ejercicios, es una chica prodigio —dijo Jacob sosteniendo su cuaderno de matemática en una mano.

—¿En serio? ¿Y dónde está? —preguntó Marie, después mordió un trozo de pizza.

—Actualmente está en Australia, o eso creo, siempre está viajando, es traductora de una empresa.

—¡Woah! ¿Qué edad tiene? Quisiera ser como ella.

—Tiene veinte años.

—¿¡Qué!? ¡Quedé impactada! ¿Es en serio? ¡Viaja por todo el mundo! ¡Oh, cielos! Quisiera ser como ella, tendría ropa de todas las marcas, visitaría los lugares más hermosos que tiene cada país, sería mágico —dijo Marie emocionada e ilusionada—. ¿Cuándo le dirás que me lleve?

—No me ha llevado ni a mí —contestó Jacob riendo—. Hace años que no la veo, específicamente desde que entré a la secundaria.

—Pero, pronto la verás —añadió Marie, luego se acercó a Jacob y lo abrazó—. ¿Cómo vas con el tema de ya sabes quién?

—Bien, eso creo. No niego que me hubiera gustado tenerlo más tiempo a mi lado, me hubiera gustado conocerlo verdaderamente —contestó Jacob algo nostálgico.

—Tranquilo, todo estará bien —añadió Marie abrazándolo aún más fuerte.

Luego de estudiar matemáticas y comer pizza, Jacob subió un colchón a su dormitorio; Marie dormiría en la cama y Jacob dormiría en aquel colchón. Más tarde, como las once de la noche, apagaron la luz en el dormitorio. Mientras estaban acostados, lo único que hacían era hablar y reírse.

Diversos tonos azules | Primer libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora