Capítulo 40 | Nuevos tonos de amor

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El rumbo siguió, la vida continuó, las corrientes del mar se llevaron todo lo que en la arena yació

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El rumbo siguió, la vida continuó, las corrientes del mar se llevaron todo lo que en la arena yació. El sol se comenzó a opacar por la oscuridad de la noche, el cielo dejaba de lucir azul; era una señal de rendición. Sin marcha atrás, el pasado se escribió, sin temer a lo que pasará, el futuro cambiará, pero, nada como antes será. El cansancio acabó, todo seguirá un nuevo camino, viviendo como si todo el alrededor fuera un error, pero, no. Las calles donde todo ocurrió, será donde los arreboles se mostrarán y los recuerdos permanecerán.

Una semana después, el día más esperado por todos había llegado, el último del año. La mañana de aquel día domingo, Jacob estaba acostado en su cama mientras miraba el techo de su dormitorio sin sentido alguno; no había electricidad, era un día frío y aburrido. Días antes, él vio a Marie y Ashley, pero, luego la nieve cerró las calles, interrumpió el paso para las personas. Jacob estaba perdiendo el espíritu navideño, días habían pasado desde que no había electricidad, comenzaba a no verle sentido a su alrededor.

Él tenía una taza con café a medio tomar sobre la mesa de noche, una taza de la cual podía observarse como el vapor salía del interior. La mañana transcurrió, horas más tarde, ya era mediodía. Luego del almuerzo, Jacob se dejó caer nuevamente sobre la tibia cama. Sus ojos lentamente se cerraban, cuando de pronto, escuchó la voz de su madre anunciando que la electricidad había vuelto. Jacob sin esperanza alguna abrió sus ojos y, seguidamente, aquellos se iluminaron al ver todas las luces navideñas encendidas; quizás el fin de año aún no se había arruinado.

—Hey, sigo aquí —dijo Marie al teléfono.

—Eh... disculpa, y... ¿cómo has estado? —contestó Jacob distraído, quien acaba de atender la llamada.

—Ahm... debo admitir que la he pasado horrible.

—Sí, fue muy estresante, pensé que sería eterno.

—Yo igual. Oye, ¿sabes del rumor que hay sobre un nuevo gobernante para Deavenside?

—No es verdad, ¿hablas en serio?

—Sí, aún no dicen quién es, pero, una vecina le comentó a mi madre.

—Bueno... quizás sea el final de esta pesadilla.

—Eso espero, habrá un nuevo comienzo.

La fiesta de fin de año se aproximaba, Jacob le había dicho a Ashley que lo acompañara; ella aceptó. La mente y el corazón de Jacob se iluminaron, lo hicieron al igual que sus marrones ojos.

Más tarde, el ocaso se veía venir, el cielo comenzaba a pasar de tonos azules a tonos rosados, era algo verdaderamente hermoso.

Horas después, a eso de las nueve de la noche, Jacob salió de baño, luego fue a su armario y se colocó una camisa azul marino, un pantalón de vestir color negro y un calzado de vestir. Peinó un poco su cabello, cepilló sus dientes, tomó su teléfono y, seguidamente, bajó a la sala de estar, donde Ashley lo esperaba; ella estaba sentada en uno de los sillones, llevaba puesto un vestido blanco con negro y poseía sobre sus labios un rojo intenso, uno que resaltaba su tez blanca y su cabello rubio ceniza.

Diversos tonos azules | Primer libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora