Todo era soñado, propio de un cuento de hadas. María Clara lucía como una muñeca de porcelana; nívea, feliz, radiante, con su vestido de diseñadora y peinada como un ángel.
Gozando del beneficio de la ignorancia, se permitía ser feliz. Yo, sin embargo, cargaba con el recuerdo de haber pasado mi última noche de soltero con una mina desconocida en un hotel alojamiento de la zona de Retiro.
A menudo venían a mi mente fogonazos de ese encuentro prohibido y casual; yo jamás había sido infiel. Ni a mis 15 ni a mis 30.
Pero como se dice habitualmente: siempre hay una primera vez.
Ni el alcohol, ni lo que la sociedad esperaba de un hombre próximo a retirarse de la soltería y mucho menos la tensión que presuponía el casamiento, me eran pretextos suficientes para justificar lo hecho; para colmo de males, había disfrutado cada puto segundo encima y debajo de esa mujer de cuerpo imperfecto, que probablemente había llevado un embarazo a juzgar por una fina cicatriz en su vientre y cuyos ojos y simpatía me habían atrapado como a un novato.
— Aun nos debés los detalles...no te hagas el boludo — Damián me codeó casi al finalizar la fiesta, buscando una respuesta que careció de contenido pero sí, determinación.
— No.
— Dale, che. No seas forro. No me digas que te fuiste con la minita a jugar al bowling a Paloko — mofándose de mí, mencionó al conocido salón de juegos. Si no lo conociera como a un hermano, le habría roto la nariz por imbécil.
— No seas boludo. Estamos en mi casamiento y no da para hablar de esto justo ahora, ¿no te parece? — le dije con tono enojado. Él entendió a pesar de no quedarse conforme con la respuesta y siguió bailando el carnaval carioca, corbata en cabeza y camisa desarmada, fuera del pantalón.
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Recorriendo Europa, visitando el Louvre, el Coliseo, la bella arquitectura de Brujas y el jardín botánico de Lisse, Países Bajos, por veinte días fui el esposo perfecto. Al menos en apariencia, ya que cada tanto pensaba en qué habría sido de esa desconocida que no se iba de mi cabeza.
— No sé si quisiera estar dentro de tu cabeza ahora mismo — Clara me sirvió café. Ya estábamos conviviendo en nuestra gran casa de Nordelta, un espacio enorme a juzgar porque solo nosotros dos éramos los ocupantes.
— Aún no empecé en el nuevo trabajo y ya hay cosas que resolver.
— ¿Mucho lío?
— Tenemos que asumir antes de lo previsto. El gerente anterior tiene algunos asuntos con la AFIP que resolver y quiere mandarse a mudar cuanto antes.
Cerré el diario y arranqué mi día. Salí a correr entre las casonas modernas del barrio cerrado en el que vivíamos y a desconectarme del celular por un rato.
Con el i-Pod a todo volumen, dibujé en mi rostro una sonrisa irónica cuando escuché:
"...I can't get no satisfaction, I can't get no satisfaction
'Cause I try and I try and I try and I try
I can't get no, I can't get no..."
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"A destiempo" - (Completa)
Literatura FemininaUna salida con amigas. Una noche de hotel con un desconocido. Un inesperado giro laboral. ¿Qué hacer cuando el amor aparece en el momento incorrecto? *Desarrollada en Argentina. **Capítulos CORTOS **Registrada en SafeCreative