Una salida con amigas. Una noche de hotel con un desconocido. Un inesperado giro laboral. ¿Qué hacer cuando el amor aparece en el momento incorrecto?
*Desarrollada en Argentina.
**Capítulos CORTOS
**Registrada en SafeCreative
Nuevamente en el papel de directivo importante, Astor desplegaba versatilidad y ganas de aprender. Ávido de conocimientos, se mostraba interesado en cada punto desarrollado por mí.
Sin embargo, por un momento noté que no dejaba de mirar mi perfil y que mi hoja con apuntes poco le importaba.
— Gracias —soltó poniendo su mano sobre la mía.
— Gracias... ¿Por qué? ¿De qué?
— Por no denunciarme por acoso o por abuso de poder.
— No tendría por qué hacerlo. Lo que pasó no fue algo unilateral — aclaré, como si mi goce no se lo hubiera hecho saber.
— No importa. Gracias de antemano por mantener esto en silencio. Estoy seguro que no vas a andar ventilando a viva voz lo que paso acá.
— Por supuesto que no — me mostré firme —. Y ahora es mejor que nos vayamos a almorzar. No está bueno llegar tarde a la reserva que nos regalaron — poniéndome de pie recogí los papeles desplegados por toda la mesa y caminé a paso firme.
---------------
Riendo a carcajadas era la primera vez que la pasaba tan bien en un viaje de negocios. A pesar de llevar años de trabajo y buena relación con mis compañeros de auditorías, nunca me había divertido tanto.
Exceptuando las horas de sexo, hasta los momentos de trabajo eran agradables.
Sin embargo, todo llegaba a su fin y esta aventura, también.
Habiendo pasado una tarde a puro coqueteo, las cuales incluyeron bizarras clases de golf a cargo de Astor, ni siquiera me había robado un beso a escondidas.
Pensar en eso, me sacaba de órbita.
— Voy a terminar un par de cosas en la habitación así que ceno ahí. ¿Te molesta que esta noche no comamos juntos? — preguntó con inocencia.
— En absoluto. Sos el jefe, sos el que decide — me molestaba no ser parte de sus planes. Pero debía tomarme esta noche para pensar en mí hijo y en volver a otra realidad.
— No me llames jefe...suena a viejo — guiñó su ojo, me dio un beso en la frente y se retiró rumbo a su cuarto y yo, entre al mío.
Sin dejar pasar ni un minuto caí desplomada sobre la cama boca arriba, pensaba en lo ocurrido durante esta última semana y soñando con que quizás en otra vida, había tenido algo más que una aventura con mi jefe.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.