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Una ducha rápida y un nuevo vestuario estuvieron a la orden del día. Debía agradecer al aire acondicionado el coche de mi jefe; por fortuna no habíamos padecido los 33 grados de temperatura a la que había sido sometido casi todo Buenos Aires a la intemperie.

Pasando la tarjeta por el detector de la puerta, cerré y al instante, apareció mi superior.

Impecable, con el cabello mojado, me sonrió tiernamente y por primera vez, vi el mismo gesto de chico novato en temas de infidelidad con el que había tenido un affaire del que no se acordaba para nada.

— Arismendi me dijo que está esperándonos abajo — dijo en un murmullo. Yo asentí con la cabeza.

Sin mayor diálogo, llegamos al bloque de ascensores y fui inevitable notar su nerviosismo.

— Tranquilo, todo va a salir bien. Ellos confían en el estudio y esto no es nada que no podamos preparar en varias semanas y con muchas horas de trabajo — asumí haciendo que automáticamente, mis palabras fuesen un bálsamo a su inexperiencia.

— Gracias — sus ojos azules fueron directo a los míos.

Magia, conexión astral, alineación planetaria...unas cosquillas se anidaron en mi estómago. Tragué duro, respirando nuevamente.

— ¿Subimos? — me hizo pasar primero a la cabina.

Mirando hacia abajo, corrí un mechón de pelo de mi frente para cuando una de las perillas de la botonera, exactamente la que decía parar, hizo "tac". Y no por accidente.

— Pensé que, ignorándote, hablándote lo justo y lo necesario, borraría de mi cabeza lo bien que la pasamos — parpadeé sin dar crédito a su confesión.

No pude articular palabra.

— Huí como cobarde. No solo engañé a mi pareja si no a vos, al enredarte en mis mambos de pendejo que realmente no se quería casar.

Continúe con las cuerdas vocales anudadas, mudas. Me faltaba el aire.

— Ahora es tarde para reparar lo hecho así que creo que lo mejor es hacer de cuenta que nada sucedió... ¿verdad?

—...eh...claro...sí... — exhalé desilusionada; no obstante, estaba contenta de corroborar que no estaba loca y que nada había sido producto de una fantasía.

— Gracias por no decir que nos conocíamos con antelación delante de Graff o de mis socios. Puede traernos graves consecuencias.

Un posible despido, una mancha negra en mi legajo...el escenario posible no era muy alentador.

"A destiempo" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora