A los cinco minutos por reloj, Magali apareció vestida de modo informal, sosteniendo su cuaderno en el cual tomaba apuntes, una birome y con los anteojos colgándole del escote. Un escote que apenas dejaba ver el nacimiento de sus pechos.
— Sentáte donde quieras, por suerte estas habitaciones son bastante amplias —obedeciendo, se ubicó.
Por mi parte, recogí el bibliorato con la documentación pertinente y comencé a exponerle mis dudas.
— Tal vez tendría que haberte consultado antes estas cosas, pero estaba tan cansado que no me di cuenta. Estaba a punto de tirarme en la cama y al ver este monstruo, supe que no iba a dormir si no tenía resuelto este asunto antes de mañana —señalé el enorme archivo con más de una centena de fojas en su haber.
— Fue mi culpa, hoy no me comporté como una buena compañera.
— Yo fui el desubicado, Magali. Tendríamos que haber aclarado los tantos en otro contexto.
— Quizás; ahora, es mejor que terminemos con esto. Tengo sueño —fue un poco cortante, pero lo que decía, tenía sentido. Estábamos aquí para trabajar y no para boludear.
Expeditiva, comenzamos a repasar la documentación con la que contábamos; yo, en oportunidades, repetía ciertos tecnicismos de los que estaba ajeno por no haberme dedicado a esta clase de operaciones.
Ella explicaba con soltura, señalaba los números que a simple vista debía contemplar y de ese modo, delineamos un concreto plan de auditoría.
Este tiempo había sido muy aprovechado; no obstante, era muy tarde y si bien no nos faltaba mucho, los bostezos en ambos fueron una constante.
— ¿Querés un café? — a punto de pedir uno para mí, le ofrecí.
— Si, doble por favor. Necesitamos cafeína para seguir — confirmé ambos pedidos en menos de dos minutos y colgué.
— Bueno, tomémonos un respiro. Está casi todo listo —aseguré muy conforme y regresando a mi silla, noté que Magali continuaba tensa.
Ordené las carpetas en tanto que ella masajeaba sus tobillos, llevando la circulación hacia la planta de sus pies.
Para cuando reaccioné, ya tuvimos las dos tazas y una cafetera preparada, sobre la mesa. A punto de servir, ella preguntó si no me incomodaba que se quitara el calzado.
Y yo, caí.
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"A destiempo" - (Completa)
ChickLitUna salida con amigas. Una noche de hotel con un desconocido. Un inesperado giro laboral. ¿Qué hacer cuando el amor aparece en el momento incorrecto? *Desarrollada en Argentina. **Capítulos CORTOS **Registrada en SafeCreative