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Poco me importaba que el culo me quedara duro por el golpeteo de mis nalgas contra el cerámico del baño, ni mucho menos que la alfombra raspase mis rodillas por tener relaciones  sexuales en el piso.

Como dos adolescentes calentones sin pudor de ninguna clase, Magali y yo nos entregábamos a nuestros instintos más bajos y básicos sin pensar en el mañana.

Rompiendo mis récords masculinos, batiendo cualquiera de mis pronósticos, no me cansaba de ella, de sus chistes mordaces, de sus miradas felinas y mucho, pero mucho menos, de su cuerpo frondoso.

Dominado por momentos, ella llevaba las riendas del asunto; sus palmas en mi torso apartaban el suyo en plena redada.

Su cabello pesado caía indomable sobre sus pechos, aunque en oportunidades, yo lo enredase en torno a mi mano para, de ese modo, asestarle una buena estocada que la dejara con ganas de más y saciara al mismo tiempo.

Cubiertos en sudor, de una capa de culpa asumida a medias, nos conocimos más de lo necesario y menos de lo conveniente; pero lo bailado, bailado estaba y ella, en este aspecto, era mi bailarina predilecta.

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Jugando de manos, mordisqueando su quijada, me apartó con una sonrisa de oreja a oreja y una queja razonable: quería hablar con su hijo y nuestra cercanía, era desventajosa. Cayendo en la dura realidad, creí que María Clara también merecía un llamado.

— Astor, yo estoy separada. O al menos no estoy con el papá de mi hijo de forma estable...pero vos...vos te acabás de casar. ¿Por qué encamarte con otra mina? —su pregunta era lógica.

— No entendés, Magali. No sos otra mina cualquiera — acaricié su pómulo con mi pulgar, pretendiendo que sacara sus propias conclusiones y adivinara qué pasaba por mi cabeza en este mismo instante y de ese modo, ayudarme a apaciguar esta gran confusión.

Nos miramos fijo y ella, arremetió con varias preguntas que no pude responder.

— ... ¿pero ahora, por qué? ¿por qué enredarte con una mujer como yo? —¿Y por qué, no?

Quise gritarle que ella sacaba lo mejor de mí, que gracias a ella había vuelto a sonreír...pero no pude y ella, inteligentemente, prefirió que yo callara.

"A destiempo" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora