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Haber presenciado el parto de mi hijo quedaría como el momento más importante de mi vida; su llanto a todo volumen, sus primeros ajós, sus pasos iniciales, cada día era un aprendizaje.

Disfrutándolo mucho, consintiéndolo más de lo permitido y enamorándome cada vez más de él, mi paternidad era lo mejor que me había pasado hasta entonces.

Eso y haber renunciado a la jefatura de "American Group"; agobiado, aburrido, había descubierto que esa clase de trabajo no era para mí. Los números no eran lo mío y se lo hice saber a mis socios y amigos, quienes rápidamente comprendieron la etapa de mi vida que atravesaba y que estaba dando un paso adelante.

Siendo homenajeado en un almuerzo informal, la mayoría lamentó mi decisión; no obstante, Magali ya no era parte de la plantilla y ni siquiera le había podido dar el adiós de la empresa a la que le había dedicado tantos años y esfuerzo.

Sintiéndome culpable de su partida, cargué con las miradas odiosas de sus compañeras hasta el momento en que me fui, un año después del nacimiento de Tomás.

Agradeciéndoles en silencio que jamás llegase a oídos de terceros el amorío que había tenido con su amiga, me despedí de ese lugar para trabajar en una escribanía a poco de casa, lo que significaba, además, menores ingresos y mayores tensiones con mi pareja.

Avocada a nuestro hijo, Clara era otra persona: atenta ciento por ciento a Tomy, poco y nada yo existía para ella; por momentos, pensaba si yo no había sido simplemente el canal que la llevaría hacia la maternidad tan soñada y esperada.

Sin embargo, a menudo borraba esa idea de la cabeza, y pensaba que quizás era cuestión de hormonas...hasta que una noche, todo cambió.

- Creo que no estamos bien -recostándose con el hombro sobre el marco de la puerta del baño, me dijo mientras yo me afeitaba. Apagué la máquina para escuchar su discurso -. Hace tiempo que...bueno...no tenemos relaciones ni salidas los dos solos...

- Tomy es chiquito. Ya nos acomodaremos -le quité dramatismo a su planteo sin pensar que no era algo nuevo lo que me decía sino por el contrario, ya era una decisión tomada.

- No, no entendés.

- ¿Qué es lo que no entiendo? -erguí mi espalda.

- Que no creo que sea necesario que estemos más juntos.

Un balde de agua helada cayó sobre mi cabeza.

-¿Estás pensando en separarnos?

-Si. Yo siento que no puedo dedicarme a vos, a cumplir como esposa...

-Clara, pero tener relaciones no es lo único importante en un matrimonio...

-Lo sé. Pero yo no quiero ser esposa...no es nada personal...pero quiero dedicarme plena y exclusivamente a mi hijo.

Parpadeé, descreyendo de su convicción.

-Se hizo muy difícil mantener esta casa, los gastos son muchos y los ingresos pocos. Magdalena me sugirió trabajar con ella desde casa, y creo que puede funcionar. Un lugar más chico para Tomy y yo también estaría bien y no tendría que limpiar tanto -sonrió con todo resuelto en su cabeza. Y no hice más que mirarla como un boludo.

"A destiempo" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora