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— Si no es tan necesario que me quede, me tomo el vuelo de mañana bien temprano — firme, sugerí a Astor por la tarde, antes de tomar un taxi e ir al centro de la ciudad a comprar lo que me había pedido su propia esposa —. Quisiera estar con Iñaki lo más pronto posible.

— Está bien, contá con eso. Yo me quedo hasta el viernes —fue gentil —. Y ahora qué vas a hacer. ¿Vas a pasear?

— Sí, al centro a comprar los conitos y alguna que otra chuchería— sonreí.

— ¿En serio vas a comprarlos?

— Sí, se los prometí a Clara.

Él hizo un momento de silencio. Cerró el diario, lo dejó en la mesa baja de vidrio que había en la recepción y yendo hacia el ascensor dijo:

— Te acompaño. No es lógico que te encargues de ningún regalo ajeno y menos, si es para mi esposa.

— Creo que es lo mínimo que le debo.

— Vos no sos la que está en falta con ella sino yo. No le debés absolutamente nada.

Con el ceño fruncido masculló esas últimas palabras para ir a recoger las llaves de su auto.

Aguardando por él en la puerta del hotel, mordí mi labio pensando en mi futuro una vez más. Apretando mi cartera cruzada contra mi barriga, creí que me faltaba el aire.

Astor se había convertido en un mal necesario... ¿o era la adrenalina que me causaba saber que solo podíamos encontrarnos a escondidas?

Siendo sincera, debía reconocer que Astor era algo más que un chico con ansias de experimentar y que yo había visto en él un hombre trabajador, lindo, agradable y que me trataba muy bien...y que además estaba casado y tenía una mujer hermosa.

Confundida, caí nuevamente en un círculo vicioso de pensamientos que no conducían a ningún lado.

— ¿Vamos o te querés seguir castigando por haber conocido a un bastardo como yo? —me resultó inevitable no reír.

— Jamás me hubiera imaginado tener un romance con mi jefe —susurré con vergüenza.

A mitad de camino hacia el estacionamiento, Astor se detuvo repentinamente.

— Yo tampoco imaginé tener un romance con otra mujer que no fuera Clara ni tampoco creí hacer locuras como esta — interceptando mi boca, la atrapó con dureza. De no ser por mi sorpresa, le hubiera correspondido el arrebato con otro más fuerte —. Salgamos de acá antes de que quiera algo más...—arrastrando el reciente brillo de sus labios por el contacto con los míos me subió la temperatura varios grados más.

—arrastrando el reciente brillo de sus labios por el contacto con los míos me subió la temperatura varios grados más

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"A destiempo" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora