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— Dejá de hablar boludeces, Astor. Aún debes estar bajo el efecto de esas pastillas. Primero, te sugiero que sepas que te pasa a vos ahí adentro antes de querer ser un okupa en corazón ajeno —fue categórica.

— Vos siempre con la palabra justa — me alejé, retrocediendo.

— Sé de corazones rotos y sueños truncados más de lo que creés.

— No creo que más que yo.

— ¡Esto no es una competencia!

— Me rehúso a pensar que lo nuestro es cuestión de tiempo —di un paso hacia adelante y rocé su cuello con mis palabras. Ella se mantuvo estática —, no puedo dejar de pensar en vos.

— ...ni yo...pero no se puede.

— ...pero queremos...

— ...pero no debemos...

Su piel era magnética, pero la adolorida vibración de su voz no me permitió avanzar. Deteniendo la marcha imaginaria de mis manos en su rostro, las cerré en un puño y le di el espacio que tanto necesitaba.

Yo le estaba haciendo daño.

Empuñando el picaporte abrió hasta quedar completamente afuera.

— Tratá de dormir sin ayuda de medicinas. Por hoy, basta —con el dedo en alto me regañó.

Magali se fue dejándome con un suspiro amargo atravesado en el pecho y la dolorosa sensación que experimenta quien desea algo y sabe que jamás lo tendrá.

Magali se fue dejándome con un suspiro amargo atravesado en el pecho y la dolorosa sensación que experimenta quien desea algo y sabe que jamás lo tendrá

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"A destiempo" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora