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Leyendo el diario en el lobby del hotel, esperando un paquete a mi nombre de parte de Acosta, Magali apareció cabizbaja. Cartera en mano, se me acercó con timidez, como si fuera a comerla.

— Si no es tan necesario que me quede, me tomo el vuelo de mañana bien temprano —lo cierto es que su labor acá había terminado y asistir a alguna que otra reunión con Peters y Arismendi, era una pérdida de tiempo. Era mucho más importante que estuviera con su hijo.

— Está bien, contá con eso. Yo me quedo hasta el viernes Y ahora qué vas a hacer. ¿Vas a pasear? —le señalé su atuendo veraniego.

— Sí, al centro a comprar los conitos y alguna que otra chuchería —su respuesta no se hizo esperar y la daga en mi pecho tampoco.

Inspiré por un momento, con la terrible sensación de saber que era aún mejor mujer de lo demostrado hasta entonces; complaciendo el capricho de mi esposa, Clara ganaba.

Apresurándome, le dije que la acompañaría. El paquete quedaría en recepción hasta nuevo aviso.

Recogiendo las llaves del coche en mi habitación, me detuve frente al espejo del ascensor y sin reconocerme. Un rubor juvenil, una adrenalina inquietante recorría mis venas. Y eso lo causaba Magali, su temperamento y su cuerpo, el cual me encendía de un modo atroz.

Caminando a paso vivo la encontré en la puerta del hotel, con la mirada perdida en el parque de acceso y en el tráfico que circulaba por ahí. Antes de interceptarla, le pedí perdón a un dios imaginario por hacerla sufrir a ella y también, a Clara.

Era justo tomar una decisión definitiva y no andar más a medias tintas.

¿Y si le pedía a Magali que nos fuéramos a un lugar desconocido? ¿Si le pedía que nos escapáramos?

Automáticamente, supe que era una idiotez: ella tenía un niño. Un niño pequeño que no podía quedarse sin madre por un absurdo.

¿Y si le pedía un poco de tiempo a María Clara? El temor por una represalia de su parte me dejó con los pies clavados en el piso. Ella no tenía a nadie...sólo a mí.

En mí canalizaba sus emociones, su soledad, su compañía. Yo lo era todo para ella y dejarla, abandonarla por otra mujer que acababa de conocer, la mataría.

 Yo lo era todo para ella y dejarla, abandonarla por otra mujer que acababa de conocer, la mataría

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"A destiempo" - (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora