Capítulo 17:

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Los jóvenes caminan por el sendero que los llevará fuera de las inmediaciones del bosque para dar paso a la ciudad donde Lucía y Perla  viven. Sus pasos son apresurados, pero el clima entre ellos es un poco hostil, silencioso.

Las amigas caminan adelante y los chicos atrás como si no quisieran  romper esa perfecta alineación.
Los cantos de los pájaros en las copas de los árboles se vuelve débil a medida que se acercan a la ciudad, ya que el ruido de los automóviles, y el murmullo de la personas se apodera del ambiente.

- ¿queda lejos?- habla Thiago.

- no tanto- le contesta Lucía,

- deberían actuar normal- salta Perla clavando sus ojos en Zac, - quitando la cara de pocos amigos-

- ¿qué?- Zac arquea una ceja. - ¿de quien hablás?-

- ¡sigamos!- Lucía rodea los ojos, apresurando sus pasos.

Ellos no podían saber dónde estaría Ben, si quizás en la casa de Aby o de Max, aunque eran vecinos, o en alguna parte, con sus íntimos y malvados compañeros de armas y tampoco sabrían que está pasando de tras de la barrera, con la magia negra enfrentándose a Centralk, a los vampiros y lobos. Quizás la líder se hubiera enterado rápidamente y halla atravesado el portal, pero todo sería pura especulaciones.

Mientras tanto, los jóvenes caminan por las veredas de las calles, mirando todo a su alrededor, alguna prueba, alguna pista, algo que les indique que Ben piso ese sitio, porque a esta altura, se les hacía complicado el descifrar su paradero.

- Aquí es- anuncia Lucía abriendo sus brazo frente a una casa de dos pisos, color rosa viejo rodeada por una cerca de madera de color blanco, un césped prolijamente cortado, un pequeño y hasta frágil jardín yace a un costado, junto a el, un perro olfatea las flores amenazando a su extinción y junto a esa casa, está el hogar de Perla. La misma fisionomía, de color verde, dos inmensos árboles dan la bienvenida después de cruzar las rejas de color negro, en cada ventana de la planta baja, descansan macetas con sus flores, y en la planta alta, las ventanas están abiertas, dejando que las cortinas vuelven con libertad por acción de viento.

Pero Perla no espera ni un segundo  más y avanza hacia su casa, no obstante, su brazo es tomando por Thiago.

- aguarda- Thiago tiene su mirada sería y distante hacia la casa, - algo anda mal-. Deja  atrás a la joven adelantándose.

- ¿Thiago?- Habla Zac, pero el joven finge no escucharlo y toca levemente las regas, recitando algo en un susurro,

- un hechizo-  salta Lucía,

- así es - sonrie de lado Thiago, que cuando suelta su agarre de la reja, los ojos de los presentes allí captan un pequeño destello y aparece en su campo de visión una casa diferente a la que veían. Una casa destruida. La puerta está tirada a un lado, las ventanas de vidrios están hechas trizas, las cortinas que volaban estan levemente quemadas en las esquinas.

- ¡no!- Perla atraviesa su pequeño jardín hasta llegar a la puerta principal, y como si no le importara lo que acaba de ver, ingresa dentro de su casa, seguido de Zac que la detiene antes que de otro paso.

-¿Perla?- llega Lucía junto a Thiago.

- ¿Pero qué pasó?- sus ojos barren cada parte de la sala donde hay cosas rotas, los muebles dado vuelta.

- Ben, estuvo aquí- anuncia Zac, el cual empieza a caminar sobre los escombros, haciendo ruido al pisar las cosas rotas, - no hay señal de nadie aquí -.

Lucía trata de encontrar la expresión de su amiga en su rostro, pero no lo puede descifrar, cuando se da cuenta que su casa está a un lado y puede ser que al igual que la casa de Perla, este destruida sin sus padres adentro. La joven, se voltea de una manera silenciosa y sale de la misma manera, mirando  de reojo  su tan querido hogar pero antes de cruzar las rejas, la voz de Thiago llega a sus oídos.

Las Marcas De La Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora