Capítulo 45:

4 2 0
                                    

Un camino hacia la vida de Sean:

Desde niño Sean sabía muy bien que era diferente, algo que no podía del todo controlar. Cuando se proponía algo lo conseguía y eso era lo único que admiraba de él, ya que al no saber su verdadero origen se encontraba siendo un verdadero fenómeno.

Desde que tuvo conciencia sus padres adoptivos jamás le ocultaron la verdad, la que él fue dejado a la puerta de su casa con sólamente la ropa que traía puesta y nada más, ni una nota que dijera quien fue su padre, ni una sola señal.

Siempre creció pensando que sus padres eran unos drogadictos que le hacían daño cuando él estaba en la panza de su madre, lo que le provocó esos dolores de cabeza y alucinaciones de que podía hacer cosas, hechizos, pero que lo derivaron más tarde el psiquiatra. 

Su niñez no pasaba de la puerta del psicólogo, a la escuela y su casa. No tenía amigos en quien confiar y si no podía tener esa plena confianza de que lo que le diga a  alguien no saldria de su boca, no tenía porque llevarse bien con nadie, al menos eso formaba parte de su ideología, lo que lo llevó a ser problemático, rebelde, solitario.

Jeffrey lo sabía muy bien, sabía cómo era la vida de su pequeño hijo ya que no se separó de él jamás. Seguía sus pasos, participaba en sus cumpleaños a lo lejos, en sus actos escolares, hasta de sus mismas peleas callejeras.

Ya de adolescente, esa actitud era normal para su padres según su edad, pero algo había cambiado en él. A los quince años se dio por vencido, se convenció que no era del todo humano, un insignificante huérfano que tenía problemas psicológicos, era algo más, algo fuera de lo normal. Así que empezó a dejar de ir al psicólogo, a meterse en más problemas e internarse en los bosques donde nadie lo viera para seguir estudiando todo lo que podía salir de él. Si se concentraba en algo, en partir un árbol por ejemplo, lo hacía. El hechizo brotaba de él de forma natural ya estaba en sus genes, el próximo líder de Centralk.
Jamás dejaba que nadie viera lo que tenía, le pertenecía y sabía que era único o al menos eso pensaba al ver como toda la gente a su alrededor se movía tan normal, tan humanamente.

Sean jamás se enamoró, no había experimentado ese sentimiento que hizo a Jeffrey renunciar a su legado. No tenía cabeza para algo así cuándo apenas podía lidiar con lo que era.

Cuando se graduó y tenía que comenzar una carrera universitaria como forma de agradecimiento para sus padres adoptivos, ya que era lo único que ellos deseaban. Se fue a vivir a un apartamento lejos de todo.
A día de haberse instalado comenzó a leer libros de hechicería, o como lo dirían las personas, de magia negra. Ese interés le surgió cuando iba de regreso a su casa y vio que dos niñas sentadas en la acera leían en voz alta una novela fantástica, con hechiceros, brujos, magia, unas cosas que podían hacer y que efectivamente formaba parte de la fantasía pero ¿qué significa esa palabra?, ¿quién puede decir que la fantasía no es verdad, que es solo eso, algo que no existe?
Inmediatamente su mente se disparó, fue a la biblioteca más cercana y con algo de pena por preguntar por tales libros, se llevó la sorpresa de encontrar una variedad de los mismos. Libros viejos, llenos de polvo, hojas rotas, marrones pero interesantes.
Sus ojos se abrían cada vez  más a cada página que leía en las noches. Hasta entre su pequeña recolección encontró un libro de hechizos y fue allí cuando empezó a preguntarse, los hechiceros existen, los magos, en realidad, los supuestos magos y de allí que aparece la magia.
Fantacia, magia, magos, hechiceros, todo parecía ser un cuento de hadas pero no podía ser algo más.¿ Un hombre lobo? No se transformaba en las noches de luna llena, ¿un vampiro? No tenía sed de sangre,
¿un hechicero? Sus manos siempre disparaban algún poder, así que llegó a una hipótesis que no le parecía tan disparatada, quizás sus padres pertenecían a una especie de circo y eran la atracción principal, hechiceros.

La hipótesis de Sean no estuvo tan mal pero bastante alejada de la verdad. Los hombres lobos o como se diría en Centralk, el clan de los lobos, se transforman cuando quieren y no sólo en  luna llena. Los vampiros no tienen ni sed de sangre, tan fuerte como era normal y no les quema el sol, aunque hubo una vez en la historia hace miles de años  en la que si los vampiros eran asi, tan peligrosos y descontrolados, con una sed de sangre insaciable que sólo podían obtener de noche. Se considerarón monstruos hasta que un grupo de hechiceros y brujos armaron un conjuro. Cada generación de vampiro sería liberado de esa sed de sangre y de permanecer en la oscuridad de la noche.

Sean vivió mucho tiempo con aquella hipótesis hasta que a su puerta llegaron Perla y Lucía. Todo cobraba sentido, parecía que iba a estar bien ya que sabía quién era y lo que podía hacer pero todas aquellas espectativas cayeron al suelo al ver que Jeffrey y todos lo que lo recibieron estaban sufriendo por la muerte de sus compañeras.
Nunca tuvo un amigo, nunca se preocupo más que por sus padres adoptivos pero la sensación de que él era culpable en parte, hacia que todas sus murallas ante el mundo se hagan trizas....



Nota de la autora:

Pasamos un poco la vida de nuestro querido Sean..

Espero que les guste❤
Dejen sus comentarios y sus estrellitas❤

Nos leeremos....

Las Marcas De La Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora