---#--- CAPÍTULO 31 ---#---

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SUPER MARATÓN FINAL

---#--- CAPÍTULO 31 ---#---

--- UN FINAL, parte uno ---

Mañana.

No sabía muy bien como sentirse. ¿Triste, feliz? Tal vez lo más certero era sentirse confundida por cómo debían pasara las cosas. Su voz interior le decía que debía de aprovechar el día que había estado esperando aun cuando era niña y estaba en aquel lugar.

Por otro lado, no dejaba de sentirse culpable por no haberle dicho nada a Lia. La pequeña niña debería estar durmiendo para estas horas, pero ella no dejaba de pensar en la que era su hermanita; a la cual protegía desde que la había visto, porque supo en el instante en que la vio que era ella su pase a la salvación. Esa niña era como una manera de compensar todo el daño que había ocasionado a todas aquellas personas que ni conocía.

Después de todo, de la preparación mental que tenía, del supuesto entrenamiento que Norte le impartía a veces, su cabeza no dejaba de ser aquel revoltijo de pensamiento, por primera vez en mucho tiempo, oscuros. La vida le había regalado una segunda oportunidad que ella atesoraba con mucho anhelo, pero ahora la entregaba voluntariamente.

Quiere levantarse de su cama, pero una mano firme se lo impide, esta rodea su cintura. Siente la respiración pausada de Aster en su nuca, revolviendo un poco su pelo; calidez que creyó nunca merecer.

A veces suponía que su vida no había sido creada para vivir en pareja. Se dio cuenta de ello cuando, ni bien saliendo de aquel lugar, empezaron a ser perseguidas, por todas partes. Sentía que ella simplemente debía de ser la guardiana de Lia, que ella debía velar porque la niña viviera una vida mucho más tranquila que la suya. Por eso no podían darse el lujo de vivir en un lugar normal, por miedo a ser vigiladas, también debían de ahorrar mucho dinero, en caso de que la próxima vez que él las encontrara tuvieran que desaparecer.

Y ahí estaba, acurrucada al lado de un gran Poka que ahora lucia como un muchacho, queriendo a un ser que ni creyó que existiera, y entablando una relación que se suponía no debía de tener.

No podía pedirle nada más a la vida, simplemente debía de ser agradecida y devolverle el favor este día. Lo habían programado para más antes, pero ella no podía dejar a su hermana pasar sola su cumpleaños, por lo que el 25 era el día elegido. Norte ya podría estar presente, todos debían de estar presentes para que, como sea que debiera ocurrir, pudiera ocurrir sin ningún inconveniente, pues Hombre de la Luna se negaba a decir la manera en la cual ella dejaría el plano material.

-Cariño- le dijo Aster –Tus pensamientos son tan fuertes que los escucho hasta aquí.

-Lo siento.

-No- le acaricio el cabello con la mano que estaba libre, y la que rodeaba su cintura empezó a dar suaves caricias por su abdomen –Es normal. Si yo estuviera en tu situación, haría lo mismo- dejo un pequeño beso en su cuello, causándole algunas sensaciones eléctricas –Lo bueno de esta situación es que tú si podrás despedirte de tu seres queridos. Algo que ningún guardián ni espíritu pudo hacer.

-En ese caso me siento agradecida- giró para poder verlo de frente. Su forma humana era verdaderamente exquisita, pero ahora ella no quería eso –Quiero al verdadero Aster.

En ese instante el muchacho se separó un poco para poder quitarse el collar, que olvido sacarse en la noche, para poder recuperar en cuestión de segundos su apariencia natural.

-Mucho mejor- se abrazó a su torso y lo sintió cálido. Aster mientras tanto acaricia suavemente su espalda.

-Lo mejor será prepararnos para la cena-almuerzo de la señora Bennet-

Amor, solo pido amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora