Fall - Justin Bieber

Capítulo 44 - Echarnos de menos

Justin’s POV

—¿De verdad os gusta? Parezco un director de orquesta —comenta Jayden mientras se mira en el espejo observando su traje. Ryan y los demás sueltan una carcajada.

—Si te quitas la pajarita quizá no lo parezcas —opina Christian.

—A Ashley le gustan más las corbatas, dice que es más elegante.

Mientras Jayden se decide entre pajarita o corbata miro la revista donde sale Amy en las fotos. Es la décima vez que las veo y no puedo dejar de mirarlas. Miro una en concreto mientras me acaricio el puente de la nariz.

—Hey Bieber, estás ido —Ryan me sacude sacándome de mis pensamientos. Mi amigo se percata de que estoy viendo la revista y echa un vistazo a las fotos —. Sigues rayado, ¿verdad? —asiento formando mis labios en una fina línea —¿Le has dicho algo ya?

—No y no sé cómo hacerlo —trago saliva con dificultad —. Tengo miedo Ryan —confieso.

—No tío, lo que tienes que hacer es hablar las cosas con Amy, no callártelas. ¿Cuando tienes que firmar?

—Mañana tengo que dar una respuesta y firmar —paso la lengua por mis labios y me pongo la capucha de la sudadera.

—No te lo digo por presionarte pero se lo tienes que decir ya.

Me quedo mirando a la nada pensativo hasta que en mi cabeza algo hace click y sonrío satisfactoriamente.

—Ya sé lo que voy a hacer.

Choco la mano de mi amigo y a continuación veo a Jayden salir del vestuario pero esta vez con corbata. Todos aplaudimos en señal de aprobación mientras Jayden se limita a sonreír y a asentir.

Cuando llega la noche, después de haber estado todo el día fuera, Amy entra en casa e inmediatamente acaricia a Elvis y a Esther. Cuando veo su sonrisa y su rostro sorprendido sé que ha merecido la pena hacer todo esto: el salón, parte de la alfombra y el sofá, está lleno de pétalos rojos y sobre la mesa hay tres velas para que nos iluminen.

—¿Celebramos algo?

Amy camina hacia mí todavía sorprendida por lo he hecho en el salón.

—No, pero simplemente me apetecía hacerlo.

Amy besa mis labios y después la abrazo estrechándola entre mis brazos mientras cierro los ojos oliendo su olor. La abrazo con miedo, miedo a lo que me pueda decir o a su reacción.

—Cariño, estás temblando —se separa de mí para mirarme —¿Estás bien? —pregunta con preocupación mientras acaricia mi mejilla con su suave mano.

Cojo su mano y nos sentamos en el sofá. Su mirada me transmite preocupación y curiosidad. Sé que no me va a preguntar nada porque está esperando a que yo encuentre las palabras para hablar.

—Am —cojo su mano con la mía y la entrelazo —, me han ofrecido un contrato para irme a jugar a Hockey por el oeste de Estados Unidos.

—¿De verdad? —mi prometida abre su boca en forma de O —¡Eso es fantástico Drew!

—Son cuatro meses jugando, cuatro meses en los que estaría fuera.

—Me lo imagino.

—¿Qué opinas? —formo mis labios en una fina línea.

—¿Cuándo tienes que firmar?

—Mañana… —me cuesta decir.

—Mañana… —repite procesándolo —¿Lo sabías desde hace mucho?