Capítulo 2

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[Burkhardt]

— Casi me rompe el brazo — le digo a mi compañero Hank.

— Es rara, ¿sabes porqué tenía la cabeza en la mano?— dijo mientras nos dirigíamos a la salida del hospital.

— Según ella, unos hombre han intentado abusar de ella y los decapitó — pasé mi mano sobre el pelo — ¿Cómo puede una chica matar a dos hombres?

— Nick, aunque sea chica, ha sabido defenderse y vaya que ha sabido — dijo mientras cogía su móvil que estaba sonando.

Yo seguía pensando que aquella chica, Jennie, no era normal. ¿Cómo tiene esos reflejos? ¿Cómo ha decapitado a dos hombres y no siente nada? Tenía que seguir investigándola.

Hay algo que no me cuadra en todo esto. ¿Porqué ha aparecido desnuda por la carretera? ¿Porqué era tan fría y estaba tan a la defensiva?

— Nick — Hank me sacó de mis pensamientos— han encontrado a los dos cuerpos, están a las afueras, por donde la encontramos a ella.

— Vamos — dije mientras nos dirigíamos hacia el coche patrulla.

Hank conducía y yo miraba por la ventana. Aquella imagen de ayer, verla desnuda, cubierta de sangre, seguía presente en mi mete. No la podía sacar de la cabeza.

Al llegar al lugar de los hechos, los forenses estaban observando los cadáveres.

Wu se aproximó hacia nosotros con un papel en la mano.

— Son Bill y Frank Jenis, ambos hermanos, de 27 años, drogadictos y alcohólicos — nos dio el papel — tienen denuncias de alejamiento por acoso sexual, ambos estaban fugados tras haber asesinado a una chica llamada Lore.

Asentí con la cabeza, asimilando que la historia que había contado Jennie era cierta.

— Gracias Wu — dijo Hank mirándome.

— Al parecer tenía razón...

— ¿Quién? ¿La chica rara?— cogió una linterna y empezó a observar los cuerpos.

La cabeza estaba a unos metros del cuerpo. La otra la tenían los forenses.

— ¿Cómo ha sido capaz de decapitarlos una chica?— preguntó Wu a nuestro lado.

— No lo sé, pero tengo que averiguarlo — dije muy convencido.

—Ah, ya sé, quizás es una Super Woman que ha venido a hacer justicia — dijo con una leve sonrisa.

Pero nosotros los miramos con cara de no entender nada.

— Ha sido una pésima broma, lo siento chicos — dijo mientras se iba hacia los forenses.

Mi móvil empezó a sonar. Era Juliette.

— ¿Si cariño? — dije con una sonrisa en la cara.

— ¿Puedes venir un momento? Tengo ganas de verte..

— Voy para allá ahora mismo, te quiero — dije y colgué el móvil mientras le hice a Hank una señal para irnos.

Nos montamos en el coche y Hank me dejó el casa.

Subí las escaleras que había en la entrada para después abrir la puerta y encontrarme con una Juliette hermosa.

— Hola cariño— me dijo mientras rodeaba mi cuello con los brazos.

— Hola — dije cogiéndola de la cintura y depositando un tierno beso en su boca.

Ella era simplemente maravillosa, quería casarme con ella y tener una vida normal. Pero no sé cómo reaccionará si le digo que soy Grimm, que puedo ver cosas que nadie más puede.

Quité esos pensamientos de mi mente y solo me enfoqué en ella.

Mis manos recorrían su cuerpo buscando su calor.

Poco a poco la temperatura entre ambos fue subiendo y con un ligero subidón, la cogí entre mis brazos mientras ella rodeaba mi cadera con sus piernas.

Subí las escaleras con ella besándome con pasión, la deseaba, y deseaba estar dentro suyo.

Un leve gemido salió de su boca y no pude soportarlo más, le quité la camiseta y el sostén mientras la tumbaba en la cama y pasaba mis manos sobre su cuerpo.

Ella me quitó la camisa rompiendo todos los botones y me miraba con deseo y brillo en los ojos.

— Te quiero — me susurraba mientras le lamía poco a poco sus lindos senos.

— Yo también — desesperado solté un suspiro que hizo que me quitara los pantalones y los bóxers.

— Mételo — se frotaba contra mí y ya no aguantaba más. Cogí un pequeño sobre plateado y lo abrí con los dientes.

Ella gentilmente sacó el preservativo del sobre y me lo colocó. Tan solo con su tacto, hizo que mi vello se erizara por completo.

Dentro de ella se sentía tan bien. Escuchaba sus gemidos y quería más. Quería escucharla más.

Aumenté mi ritmo y gritaba mi nombre mientras con sus manos me arañaba la espalda. Cómo la amo.

— Te amo — le susurré al oído mientras la llenaba por dentro, esa sensación nunca la olvidaré, todo lo que siento, es por ella. La quiero.

— Yo también— me susurró mientras llegaba al clímax.

Me dejé caer sobre su cuerpo sintiendo los latidos de su corazón y sus labios en mi frente.

De repente mi teléfono empezó a sonar. Lo cogí un poco enfadado por estropearme mi tranquilidad junto a Juliette.

— ¿Diga? — respondí.

— Nick, ha habido otro asesinato cerca de una tienda de ropa — decía Hank al otro lado de la línea.

— Voy para allá— dije mientras me enderezaba en la cama y me ponía de nuevo la ropa.

— ¿Otro asesinato?— preguntó Juliette.

— Si, lo siento, tengo que irme— deposité un beso sobre su frente y bajé las escaleras.

Cogí las llaves del coche y fui hacia dónde me había dicho Hank. Hacia la tienda de ropa.

Una GrimmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora