Burkhardt.
Observé que las cosas se estaban torciendo más de lo que esperaba. Creí que ambos se llevaban bien, pero las cosas se han vuelto bastante crudas.
No esperaba para nada que ambos se acabasen enfrentando. Ni que Demon se riera de la manera que lo hizo, de que mostrara aquellos dientes tan afilados hacia la persona que una vez quería.
Parece ser que todo fue una farsa. Aún hay muchas cosas que desconozco y que planeo descubrirlas poco a poco.
Pero primero que nada, debo protegerla, no puedo permitir que salga más herida de lo que ya está...
Quizás sea una mala idea, pero lo que cruzó por mi mente fue el ir corriendo a por una jeringa con un tranquilizante. No encontraba otra solución. Y Jennie se percató de lo que iba a hacer, pero permaneció tranquila, sin hacer que Demon sospechase nada.
Con un una ballesta en mano, traté de acercarme lo más posible sin que Demon sintiera mi presencia. Realmente odiaba todo lo que estaba pasando. No podía permitir que la hiriera....
Jenni hizo que Demon centrara toda su atención en ella, cosa que agradecí, porque a pesar de que me haya salvado de aquellos tres demonios, que eran bestialmente fuertes, dudo que pueda salvarme una vez más de las garras de Demon. Siento que tiene un odio inconfundible hacia mi persona.
Quizás Jennie sepa más cosas de las que me imaginé. No sabía que aquello podría llevarme a la parte más oscura de toda la humanidad. En aquellos tiempos, no sabía que con el enfrentamiento de Demon, se desencadenaría la guerra y que los tiempos caminarían hacia la misma oscuridad.
Jennie era mucha más valiente que cualquier otra persona, pero su terquedad, algún día hará que pierda los cables y se convierta en alguien que no quiera ser.
Observé atentamente la oportunidad para poder lanzarle la jeringa con la ballesta, tenía que ser rápido, no vacilar y sobre todo y lo que más me preocupada, era dar en el blanco.
Sé que esto es cuestión de vida o muerte, pero tenía que intentarlo. Si había una oportunidad de hacer que ellos dos paren de pelearse y de protegerla a ella, haré lo que sea que haga falta con tal de mantenerla a mi lado.
Dios, esta chica hace que pierda mis cables... Suspiré, dándome cuenta de todo lo que había llegado a hacerme sentir una chica que apareció de la nada.
Dime, Jennie, ¿porqué viniste a Portland? ¿Con qué objetivo? ¿Para hacerme caer a tus pies? Porque si ha sido así, ya me tienes completamente atrapado.
Jennie se movía con mucha rapidez, esquivando los ataques que Demon lanzaba consecutivamente, pero ya se le notaba, cómo aquellas frágiles piernas empezaban a fallar, y su respiración aumentaba, su sudor se manifestaba en su frente y cada vez, cada segundo, su fuerza se debilitaba.
De repente, de estar defendiéndose, empezó a atacar con sus feroces puños que deseaban estampar contra la cara de Demon. Podía sentir su odio, su resentimiento e ira a distancia.
Observé con cuidado, y finalmente, ella, consiguió darle un puñetazo en el estómago, haciendo que una pequeña mueca de dolor se viera en la cara del demonio. Cuando éste iba a darle una patada, ella saltó y la esquivó. Al saltar, su cuerpo giró sobre si mismo, haciendo que aterrizara con sus dos manos y se impulsara de nuevo hacia atrás para volver a estar de pie.
Era como una escena de batalla que solo se podía apreciar en las películas, con movimientos elegantes que sólo ella podía hacer con su flexible cuerpo y su fuerza bruta.
De nuevo, pasó a golpearlo y creó la oportunidad perfecta para que yo pudiese disparar aquella jeringa.
De un salto, se colocó sobre su cabeza, rodeandole el cuello con sus piernas, impulsó su cuerpo hacia atrás e hizo que el cuerpo de Demon fuera en su misma dirección, aunque ella pudo colocar sus brazos en el suelo, y hacer que con las piernas alrededor de su cuello, atrajeran su cabeza hacia el suelo. El impacto de su cabeza contra el suelo hizo estremecerme, si fuera un humano ordinario, su cráneo se habría roto en mil pedazos, pero solo hizo que perdiera un poco el norte de las cosas y escupiera sangre por la boca.
Oportunidad perfecta ahora que se encontraba en el suelo. Apunté y sin vacilar, disparé la jeringa que le dio en el brazo. Jennie que aun tenía sus piernas alrededor del cuello de Demon, se dio cuenta, y con un rápido movimiento, se colocó encima suya, poniendo su brazo en su cuello, estrangulándole la garganta. Y con la otra mano, inyectó aquel liquido viscoso.
— Me las vas a pagar, Jennie— le sonrió con los dientes ensangrentados— que sepas que no soy el único demonio que va a venir a por tí. Tendrás que matarme si quieres que no te mate yo. Tenerme prisionero no te va a servir de nada....— susurró mientras se le cerraban los ojos.
Me acerqué hacia Jennie, que dejó escapar un largo suspiro antes de caer inconsciente al suelo.
— ¡Jennie!— grité mientras corrí hacia ella. La cogí en mis brazos, y la dejé sobre el sofá. Estaba muy herida. Pero fue lo peor que pude haber hecho. No tenía que haber quitado mis ojos de encima.
Cuando fui a recoger a Demon del suelo y encerrarlo en una especie de celda que tenía bajo la casa, en una especie de sótano. Al volver para curar las heridas de Jennie, ella ya no se encontraba en el sofá. Mi ansiedad empezó a aumentar. ¿Dónde estaba?
Grité una y otra vez su nombre, pero nadie respondía. El sentimiento de perderla, hizo que el pecho se me desgarrase. Llamé a Rosalie y a Monroe, pero ellos tampoco sabían nada.
— ¿Dónde estás? ¡Maldita sea!— grité mientras mi puño estampaba contra la pared. Me empecé a tocar el pelo muy nervioso, estaba perdiendo la cabeza.
¿No puede ser feliz? ¿Ella no tiene derecho a ser feliz, no tiene derecho a vivir? No pararé hasta encontrarla.
— No puedo perderla...— mis lágrimas empezaron a brotar— no puedo perderla de nuevo, no...— el dolor me desgarraba la garganta haciendo que solo se escuchasen mis sollozos en aquella casa.
Holis amores. Siento no haber publicado nada de nada, pero he estado bastante ocupada con el trabajo de campo. Pido perdón por no publicar tan seguido :((((((.
Trataré de dar lo mejor de mí para no decepcionaros con la historia. Un abrazo <3.
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Una Grimm
FanfictionJennie aparece con una cabeza en la mano caminando por el asfalto camino a Portland. Su cuerpo desnudo y cubierto de sangre, impactó a las personas que la miraban. Los coches trataban de no atropellarla. Mientras ella seguía caminando con la cabez...