Capítulo 22

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✨Dedicada a blackjxck

[Burkhardt]

Cuando estaba en el hospital hablando con Rosalie, me llamaron del trabajo diciéndome que tres sujetos habían entrado a la fuerza a mi casa, destrozándolo todo. La alarma, tal y cómo la instalé para estos casos, había llegado mediante la señal GPS hasta la oficina de nuestro Departamento.

No sé que puede estar pasando. Y además, son mis problemas, mi casa, y tengo que resolverlo todo. No quiero preocupar más a mis amigos.

Sobre todo, no quería que Jennie se enterara.

Ahh... ¿Porqué la he besado? Ese beso de hace un momento ha sido... Uff, no sé ni explicarlo.

No me entiendo ni yo mismo. Si ayer Juliette terminó conmigo, se suponía que era mi amor, mi todo, y claramente me dolería como nunca, pero ese dolor, al haberla besado, fue desapareciendo, haciéndome olvidarlo todo.

Me sumergió en un nuevo mundo. La sensación de sus labios...tan suaves... Tener su cuerpo cerca del mío... era tan tranquilizante...

Mis sentimientos están hechos un lío impresionante. Parezco ahora un adolescente en plena pubertad...

Tengo la cabeza para perderla.

Creo que esta chica apareció en mi vida por una razón y quiero encontrarla.

Al enterarme de la noticia, le dije a Rosalie que no mencionara nada, y menos a ella, porque vendría corriendo, y no me tranquilizaría saber que puede encontrarse de nuevo en peligro.

Conduciendo por las calles hacia mi casa, me percaté que un coche de policía estaba delante de la entrada. Giré hacia la derecha y sentí la brisa del viento, fría y suave... Esto me da mala espina.

Doblé de nuevo hacia la izquierda y cada vez que me aproximaba, pude distinguir un ligero brillo sobre el asfalto. Aceleré y pisé a fondo, las luces del coche seguían parpadeando, pero no había rastro de los agentes.

Giré el volante para estacionar justo al lado del blanco coche. Al poner los pies en el suelo, aquella cosa que brillaba sobre el asfalto, cada vez era más viscosa. Cuando la pisaba, hacía un ruido extraño, asqueroso.

Las botas se estaban empapando. Me agaché y agudicé mis oídos, no escuchaba nada, salvo pequeños gruñidos. Pasé mis manos y sentí aquel líquido tan viscoso, no parecía ser sangre. Levanté la cabeza y miré a mi alrededor.

Aquella cosa era de color azul, un viscoso azul.

El césped no tenía manchas de sangre humana. Escuché cómo los gruñidos aumentaban de volumen.

Me puse en guardia y en silencio, haciendo uso del sigilo me aproximé hacia la puerta. Con la pistola en la mano derecha ayudándome con la izquierda, sujeté el pomo de la puerta. Despacio hice que girara sin que hiciera el "click" que tanto pueden estar preparados para escuchar.

Cuando abrí la puerta, me entraron ganas de vomitar. Tuve que sostenerme en la pared. Me flaquearon las piernas. Mis rodillas de repente estaban golpeando el suelo y el fluido que tanto estaba aguantando, fue expulsado de mi cuerpo... Creo que fue la cosa más atroz que observé en mi vida.

Una GrimmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora