Capítulo 16

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[Burkhardt]

Después de salir de casa de Monroe con Hank, al dejarlo en su apartamento, totalmente desconcertado por lo que había pasado, lo que hice fue volver a la comisaría.

Lo único que podía hacer para encontrarla, era conectarme a la red en comisaría y buscarla. No sería fácil, pero tenemos los registros de todas las personas, somos capaces de encontrar a cualquiera mediante el sistema que tenemos en el ordenador, por eso no voy a darme por rendido.

No podía creer que ella fuera alguien tan "especial", sí, eso, esa es la palabra más indicada para describirla.

Aún así sigo sin entender muy bien el porqué quiere todo el mundo matarla. Sí, es cierto que tiene un poder abominable, pero no me trago el rollo del tabú. Que sí, que puede ser verdad y todo lo que ellos quieran, pero creo que la razón más lógica aquí, es la de que tienen miedo, miedo de que ella pierda los cables y acabe con todas las razas.

Estuve todo el camino pensando en lo que dijo Rosalie. Tenía mis dudas al respecto, pero se que por más amenazas que ella me advirtiera, la mejor opción, sin duda, era protegerla. Porque si la tuviésemos del lado contrario, sería un suicidio. Tenía que convencerla como fuera para tenerla de mi lado y ayudarla en todo lo posible.

Mis pensamientos, ahora que me doy cuenta, han estado vagando siempre hacia ella, han ocupado mi cabeza totalmente. ¿Por qué no dejo de preocuparme por ella? ¿Por qué mis pensamientos son solo sobre Jennie?

Me he dado cuenta de que casi no he hablado con Juliette, ni ha estado en mi cabeza últimamente, dios, soy una persona horrible. ¿Cómo es posible que mis pensamientos sobre Juliette hayan disminuido?

¡¿Qué rayos me pasa?!

Conduje lo más rápido que pude hacia comisaría, si bien es cierto que no dejo de preocuparme por ella, pero creo que es simplemente porque me intriga, se me hace muy raro conocer a alguien tan peculiar y diferente, que, siendo Grimm, pueda ser incluso mitad Demonio. Tenía que investigar más al respecto.

Al observar que no había siquiera estacionamiento en la parte de arriba, automáticamente me dirigí hacia el parque de estacionamiento subterráneo.

Introduje el coche, y lo dejé estacionado al lado del coche de nuestro Capitán Renard.

Subí por el ascensor, le tenía cierto respeto, pero con el calor que hacía, no me apetecía ir corriendo las tres plantas, y llenarme de sudor. El calor era insoportable, había como treinta y cinco grados.

Entré en la caja de metal, blindada cuyas puertas parecían estar engullendo a las personas en su interior, cerrándose de manera espeluznante como en las películas de terror.

«Tendré que informar sobre las puertas del ascensor – pensé- suenan chirriantes y así nadie en su vida va a meterse dentro.»

Presioné el botón de la planta número tres y esperé a que las puertas se abrieran y pudiera salir corriendo hacia mi ordenador.

-          Buenos días Nick – saludó un agente de pelo rubio. Espera, ¿quién es este?

-          Buenos días eh.... – sin duda no lo conocía. Tenía los ojos azules y su cara no me sonaba de nada.

-          Nico – dijo con una sonrisa al percatarse de que no lo conocía- perdone, es que soy nuevo y quizás no me reconozca.

-          Oh ya...- ¿alguien nuevo?, ¿a estas alturas del año? – lo siento, pero tengo prisa – pasé por su lado y apenas en un susurro dijo: «qué tenga suerte protegiéndola.»  Me quedé pasmado en mitad del pasillo. ¿La conoce? ¡Maldita sea! Tengo que darme prisa.

Una GrimmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora