[Jennie]
No sé porqué ha tenido que venir con esas, ni sé que me ha pasado ahí fuera. Pude ver como cuando lo cogí del cuello mi fuerza aumenta y una voz en mi interior me decía "mátalo" que se repetía una y otra vez en mi cabeza. No sé que hubiera hecho si Jonás no hubiese llegado a tiempo.
Pude sentir la mirada de todos, del miedo que sentían y sus caras de terror, incluso la de Nick.
- ¿Qué es lo que me ha pasado? – le pregunté a Jonás de iba a mi lado mirando hacia el vacío.
- A eso se le dice perder el control del demonio que llevas dentro – me miró y pude ver como sus ojos se volvían de color oscuro y sus venas empezaban a adquirir un color azul debajo de sus ojos.
- Dios – lo miré, no me resultaba repulsivo, más bien era hermoso - ¿eso es lo que hice?
- Si- asintió.
- ¿Cómo has hecho eso? – le pregunté con interés.
- Supongo que Demon ya te lo ha dicho – a lo que yo asentí – esto nos lo enseñó tu padre, a controlarlo – explicaba con cierta molestia en la voz. Creo que no le agradaba mi presencia.
- Gracias – lo miré – tengo que aprender a controlarlo – dije apenas en un susurro.
- Demon te enseñará – se paró delante de la cafetería – yo no tengo tiempo que perder con una niña – me miró con una sonrisa de desprecio – si duda no le agradaba.
- Siento las molestias – me disculpé y entré dentro de la cafetería mientras este se marchaba con las manos en los bolsillos.
Sabía que no debía involucrarlos a ellos ni a nadie más, pero necesitaba saber más sobre mí, y el único que podía darme toda la información y ayudarme con el demonio que llevo dentro es Demon.
"¿Qué le gustará comer?"- pensé al observar los diferentes pasteles de la vitrina de aquel local.
Los chicos me miraban y yo no hacía caso. De vez en cuando escuchaba una palabra vulgar y me giraba para encontrarme con chicas mirándome agresivamente.
Había una mesa que no paraba de voltearse hacia mí. Eran dos chicos sentados con sus novias, podía sentir sus miradas, pero no quise darles mucha importancia y me centré en los pasteles, que, por cierto, tenían una pinta tremenda...
Había pasteles de chocolate, de fresas, con frutas, pero el que llamó mi apetito, fue uno de chocolate blanco, era un mil hojas, aquello estaba relleno con fresas y mi boca se hacia agua. Me encantaban los dulces, y más el chocolate, pero tenía un problema y no sabía qué escoger para él.
- Oye muñeca – me dijo un chico de la mesa - ¿de donde eres? – la chica que estaba a su lado me miraba furiosa, y le pegó un pequeño puño al chico buscando atención. Yo lo ignoré, no tenía ganas de bronca.
Le dije a la dependienta de aquel lugar que me pusiera uno de cada uno de los pasteles y el mejor batido que tuvieran. También le pregunté si hacían bocadillos y esta me dijo que sí. Le encomendé dos, uno con carne y otro con gambas. Ambos venían acompañados de lechuga y tomate con una pequeña porción de patatas fritas.
- En cinco minutos te los traigo – me dijo la chica de pelo negro, a lo que yo asentí y me senté en una silla en la barra.
- No me ignores – me giré para observar al mismo chico que me había tirado los tejos.
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Una Grimm
FanfictionJennie aparece con una cabeza en la mano caminando por el asfalto camino a Portland. Su cuerpo desnudo y cubierto de sangre, impactó a las personas que la miraban. Los coches trataban de no atropellarla. Mientras ella seguía caminando con la cabez...