Capítulo 14

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[Burkhardt]

Al llegar a casa de Monroe, nos paramos delante de su puerta y llamamos con tres golpes, a lo que él abrió la puerta inmediatamente.

- No te lo vas a creer Nick - decía mientras nos invitaba a pasar.

- ¿Has descubierto algo? - miré y vi a Rosalie sentada en el sofá de cuadros del salón que estaba, como no, lleno de relojes, enserio, le encantaba su trabajo.

Hank se sentó en frente de ella, mientras yo ayudé a Monroe a traer unas cervezas, y cuando nos poníamos a beber, significaba que íbamos a discutir algo realmente importante.

- Bueno - prosiguió Rosalie con voz dulce - más bien se trata de una leyenda antigua- hizo una pausa mientras miraba el interior de su taza- dime, le mencionaste a Monroe algo sobre ojos negros, y capacidad de regeneración impresionante, ¿no? - me miró a los ojos. Entre sus manos reposaba una taza de té, posiblemente de vainilla, ya que toda la habitación se había impregnado de aquel delicioso olor.

- Si - asentí cuando Monroe y yo nos sentamos en el sofá con las cervezas en la mano.

- Mi abuela, nos contaba una historia de pequeños, antes de irnos a la cama- miró a Monroe- no siempre eran los Grimms los que nos atormentaban- puso sus ojos en mi y me empezaba a preocupar. ¿Qué ser puede ser más terrible que un Grimm?

Monroe estaba atento y asintiendo, Hank había dado dos tragos a su cerveza y yo seguí prestando atención a lo que me quería contar Rosalie.

- Nos contaban que los demonios - empezó a mover la cucharita en círculos dentro de la taza, removiendo el té- podrían matarnos si nos portábamos mal.

- ¿Demonios? ¿Enserio? - preguntó Hank incrédulo.

- No se cuantas veces habré escuchado esa palabra - suspiré- se supone que solo son cuentos, que no existieron...

- Pues no es así - prosiguió Monroe clavando su mirada a la cerveza- los demonios existieron, más bien, hubo una época en la que existieron - le dio un trago a la cerveza - pero no sé qué habrá pasado después, que desaparecieron de la tierra, quizás acabaron ocultándose del mundo - miró a Rosalie a lo que ella asintió.

Esto realmente me estaba poniendo mal, pero sigo sin entender el porqué Jennie tiene algo que ver en todo lo que me cuentan.

- Abuela nos contaba la típica leyenda de que hubo una vez, en la que Una Grimm y un Demonio, a pesar de sus diferencias - se colocó derecha en el sofá- acabaron por enamorarse y eso estaba prohibidísimo...

- ¿Quieres decir que Jennie es así? - escupí la cerveza de la boca y la miré sin creerla mucho.

- Sé que ahora no puede tener sentido - mencionó Monroe - pero espera, que la historia no acaba ahí...

- Cuando tuvieron a su niño - dio un trago a su té de vainilla- el niño nació con poderes, poderes que desataron una guerra de intereses - miró a Hank - porque al estar la relación prohibida, lo que incluía la muerte para toda la familia, al dar un fruto con grandes poderes, hizo que ambas partes, entrasen en guerra.

- Pero no solo los demonios y grimms, ya que se supone que la disputa pertenecían a ellos, sino que al ser un tema tabú - siguió Monroe- los Wesen también se unieron. Porque sabían que alguien "superior"- recalcó las comillas haciendo el gesto con ambas manos- supondría una amenaza para todos.

- Y por eso acabaron con la familia - respondió Hank.

- Si, ahora nosotros pensábamos que era solo una leyenda - Monroe se levantó del sofá- pero si todo lo que has dicho de Jennie es verdad... - se paseó por la habitación y creo que ya se donde iban a llegar. No me gustaba para nada.

Una GrimmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora