Capítulo 19

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[Demon ]


Ahora entendía todo. 

¿Cómo pude ser tan despistado? 

Sabía que estas cosas iban a pasar. Si es que lo sabía. 

Por eso su padre nos encomendó la tarea de protegerla. 

He sido un idiota al pensar que podía acercarme a ella pensando que podría protegerla y ahora resulta que el que está en peligro soy yo por una maldita bruja de las narices. 

Es que... ¿Qué puedo hacer? ¿Qué hago? ¡Maldita sea! 

Y por otra parte me molesta que Nick Burkhardt la mire como lo estaba haciendo cuando la escuchaba contándonos lo que pasaba. La miraba con tanta dulzura, con tanto miedo de perderla, con no sé qué era aquello, pero le brillaban los ojos solo de verla. 

Me quedé a su lado toda la madrugada sujetando su mano. Me hacía sentir cosas que nunca antes pude experimentar. Ira. Miedo. Enfado. Locura. Deseo... 

Mi hermano y yo, vivíamos en las afueras de un pueblo en lo alto de unas montañas. Allí el clima era húmedo y frío. Las nubes estaban siempre cargadas de agua y era muy fácil quedarse atascado en cualquier lugar. Los árboles eran altos, predominando los robles y otras especies exóticas que no conocíamos. Pero que le daban un aroma muy especial a aquel sitio. Los demonios tenemos el sentido del olfato mucho más desarrollado que los humanos, permitiéndonos captar los olores y distinguirlos entre unos y otros, de ahí que los mayores cocineros sean demonios. 

Mi padre era amigo del padre de Jennie. Mi madre Ely, era la mejor amiga de Suz, estaban siempre hablando y juntas como hermanas de sangre. 

Todo iba perfecto, hasta que unos Wesen de la Garra Negra, averiguaron que Un Grimm y Demonio habían tenido un hijo. Fue la destrucción de toda felicidad. 

Un día, cuando los padres de ella se habían ido a hacer una cabaña en medio del bosque, para poder huir si había algo extraño, nosotros los cuatro no quedamos en la cueva de la Montaña donde vivíamos. 

Recuerdo aquello como si fuera el día de hoy. 


Mis padres gritaban de agonía. Fuego. Lucha. Sangre. 


La persona que descubrió el secreto,  había llevado consigo a la Garra Negra hacia nosotros, era un ejército contra mis padres. 

Me acuerdo de que mi padre me empujó a mi y a mi hermano en un agujero que había en el suelo escondido. 

- Ely - le sonrió cubierto de sangre mientras miraba el cuerpo de mi madre e intentaba arrastrarse por el suelo para llegar hasta ella - te quiero - escupió sangre cuando le clavaron una lanza en la espalda atravesándolo hasta el corazón. El cuerpo de mi madre permanecía en el suelo, mientras la cabeza colgaba de la mano del Jefe del ejército. 

Mi Padre llegó hasta su cuerpo dejando un reguero de sangre por la cueva, cogió su mano y sonrió en nuestra dirección. Pude leer un "os quiero" en su labios cuando el Jefe blandió su espada y la cabeza de mi padre rodaba por el suelo... 

Observamos todo hasta el final. Aguantando los sollozos como podíamos para que no nos descubrieran. Pero era imposible detener las lágrimas y el dolor que sentíamos en el pecho. Yo abracé a mi hermano, intentando que no mirara lo que estaba pasando, le susurraba que todo estaría bien aunque nada fuera verdad. 

Una GrimmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora