Capítulo 17

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[Jennie]

(Hace tres horas...)

Sin esperar a que dijera las últimas palabras del conjuro, me abalancé sobre ella, dándole un fuerte puñetazo en la cara, escuché como sus dientes se rompían, no se si era por los poderes del zorro, pero tenía una visión más amplia, unos reflejos más agudos y una agilidad y fuerza impresionantes.

«Cuidado – susurró la voz del zorro».

La miré y observé como su rostro se volvía en una auténtica bruja. Su piel de color gris dejaba al descubierto unas arrugas tremendamente feas, sus ojos se volvieron negros, no tanto como los míos, y su boca, estaba rasgada de lado a lado, pudiendo observar los podridos dientes...

Qué cosa más fea, por dios...

De un salto, volví hacia atrás sin esperar a que pudiera lanzarme de nuevo contra la pared.

Se levantó y me miró con furia, cerró su boca y escupió creo que eran tres dientes.

Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro, le había conseguido romper tres dientes ¡yujuu!

- Me las vas a pagar – se colocó la mano sobre la boca, y de la nada le habían vuelto a nacer los dientes.

«Vaya hombre... - me lamenté».

- No creo que te sirva de mucho la amenaza, acabo de romperte tres dientes – la miré con odio.

- Oh, estas muy equivocada cariño – con la mano, la dirigió hacia una silla haciéndola romper contra el suelo, y con la otra, señalizaba los restos, eran estacas, ¡las había convertido en estacas!

«Sí, claro, como si eso pudiera sorprenderte Jennie...- decía mi consciencia».

- Ah – suspiré – con eso no vas a sorprenderme Bruja – me posicioné en modo de defensa.

- Yo que tu no bajaba la guardia- me miró mientras por detrás vi cómo un cuchillo se aproximaba a velocidad del rayo.

Mierda, eso ni yo soy capaz de verlo...

«Haz girar tu cuerpo a la izquierda – me dijo el zorro- ¡rápido! - gritó».

A penas casi no tuve tiempo de girarme, conseguí girar sobre mi pierna izquierda, inclinando un poco el cuerpo, pero el cuchillo acabó por clavarse en mi brazo.

- Oh, lo siento – se lamentó- iba directo a tu corazón – y su risa macabra inundó la habitación.

- Pues siento fastidiarte el plan- con la mano derecha, cogí el cuchillo que había atravesado mi brazo de un lado a otro y aunque me dolía como su madre, tirando de él, conseguí sacármelo dejando caer la sangre que manaba de mis venas.

- No lo creo – su mano se dirigía hacia los demás utensilios de cocina, pero esta vez no le di la oportunidad de tirármelos en cima porque con la ayuda de mi agilidad, conseguí situarme detrás suya y cogerla por la cabeza.

- Como te muevas, te rompo el cuello – la amenacé y pude observar cómo sus brazos acabaron por bajarse, como si se hubiese rendido.

- Bueno, no se yo.... – pude distinguir su horrenda sonrisa tras su pelo de vieja – si no quieres que Nick o Demon muera... - hizo una pausa encogiéndose de hombros y me quedé perpleja.

¿Qué? Me empezaban a temblar las manos y su risa indicó que había hecho efecto lo que me dijo.

La odio. A m-u-e-r-t-e.

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