Más Que Un Profesor - Chriserick

Capítulo 20

- ¿No me vas a invitar a pasar?

- Olvídalo, menos si mi mamá está enojada.

- Que grosero eres - bajó del auto.

- Christopher no, enserio, no quiero que pases conmigo - me bajé más que rápido.

- Dale, te justifico.

- No estamos en la universidad.

- Uy te pones tan antipático a veces. Camina - me dió un pequeño empujón.

- Oye quién te crees tú - dije bajo ya que estábamos cerca de la casa.

Saqué la llave de la casa, esperaba que mi mamá no me regañe tanto, perdería la poca dignidad que tenía frente a Christopher.

- ¡Ah! Te digas a llegar Brian - mi madre se levantó apenas pasé - tú debes ser Richard.

- No, él es Christopher - interrumpí - Christopher, mi mamá.

- Hola - saludó con una voz bastante tierna mientras le daba un beso en la mejilla. Que cínico era, definitivamente era el rey del descaro.

- Hola, un gusto Christopher - saludó ella.

- ¿Ya ves? No andaba haciendo nada malo.

- ¿Por qué me dijiste que estabas con tu amigo Richard? Ayer saliste con Liliana ¿no la llevaste a su casa?

- Claro que la llevé - respondí - la fui a dejar temprano, luego me junté con Richard y Christopher, fuimos por ahí.

- Y la preocupación a mi quién me la calma. Sabes que me asusto mucho, hay mucha delincuencia y tú no te dignas a usar ese celular que no sea para tonterías.

- Mamá basta - dije apenado - estoy bien.

- Los cuidé bien - interrumpió Christopher - preferí que se queden en mi casa, había mucha gente y era tarde, los Uber son algo escasos a esas horas de la noche.

- Última vez que lo haces Brian - advirtió.

- Sí, ya entendí.

- ¿Tomaron desayuno? Supongo que no - nos miró a ambos - se sientan.

- Wooow - dijo bajo apenas vió que mi madre se alejó - me agrada.

- ¿Te vas a quedar?

- Claro, no quiero ganarme el odio de mi suegra - dijo a lo que le di un golpe en el brazo - calma esa mano.

- Me caes tan mal a veces - tomé asiento sin esperar a que él lo haga.

- ¡Ah! pero anoche no decías lo mismo.

- Cállate - susurré.

- Está bien - lanzó un beso - amor.

Puse los ojos en blanco, cuando le daba por fastidiar, le daba con todo.
No sé qué hacía aquí, tendríamos que poner límites.

No lo quería involucrar en mi vida personal, era un manipulador, quizás si caía en tentación con él, pero todo lo hacía fuera de mi casa.

Mi mamá nos llevó el desayuno, yo aún no iba en la mitad y Christopher ya se había comido todo, vaya manera de tragar.

- Necesito darme un baño - me puse de pie - ¿qué harás?

- Muéstrame tu habitación - sonrió coqueto.

- ¿No te quieres bañar conmigo también? - bromeé.

- No estaría mal, ponerte el jabón, ver como el agua te moja, hacer una que otra cosa...

- Olvídalo - caminé - sube.

Sentía sus pasos detrás de mí, apenas pasó se acomodó en la cama, solo lo miraba.

- Ven - golpeó la cama.

- Aquí no, en mi casa no - dije de inmediato.

- Que aburrido eres niño - lanzó una almohada.

- Deja de decirme niño - me lancé a golpearlo - pedófilo.

- Pero te encanta - contestó tomando mi cara y llevándome a él.

No podía negar que sus labios eran los más suaves que había sentido junto a los míos.