Fragmentos

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La espalda de quien huye de quien va detrás no se detiene ni para espiar al oponente. Veredas plagadas de gente donde la ausencia de uno mismo desparece. Dos rumbos contrarios que implotan. La vía delante hacia el frente y un descuido blindado hacia atrás. Hablar al aire con letras inconexas. Foros sin público. Restan solas las ansias de dañarte. Mismas ansias que se distienden tras no ubicar su procedencia. Haciendo así casi imposible anticipar su arribo. Florencia Estrella tragó el respiro más hondo que habitaba sobre su cavidad pulmonar. Un hambre por devorar el aire con todo. Los tics de Manuela a gran escala y las lágrimas sumándose a un estrado en blanco. Tabula rasa. "¡Ay no! ¡Ay no! Flor, perdón, no debí venir ni quedarme anoche en tu casa, perdón, me vio esta mañana y no lo tomó bien... ve, anda, ve con ella, yo voy a estar bien, hablamos más tarde ¿sí?" Tomó impulso con ambos pies para salir de ahí, pero Florencia la detuvo del brazo y haló hacia sí. Pensaba la Estrella que esa sería una excusa más de su amiga para seguir escurriéndose del asunto que en principio la había llevado a casa de Jazmín, a enmascarar una guerra de billares y a profesar aquellas palabras que motivaron a Flor a salir huyendo de su casa. Todo contigo es más lindo. ¿Su casa? Miranda se acercó con premura desde el deck para darse encuentro con su hermana, habiendo presenciado el escape tipo Houdini de la colorada. "Hey, ¿qué pasó? ¿Por qué se fue así?" La preocupación de Miranda siguió los rastros de Jazmín hacia la puerta del hotel para encontrarse con nada. Se había esfumado. Un gruñido tras su risa irónica y el agarre más fuerte sobre el brazo de Manuela le ayudaban a Flor a mantener la calma que le había robado al respiro anterior. Quiso salir detrás de Jazmín y explicarle, pero antes se intuía requisito de una trama previa a la que le debía su absoluta atención: Manuela. Jazmín tendría que esperar. "Nada, un malentendido" Exhaló con vastedad, volteando a ver a Manuela, cuyos ojos ya no podía mantener abiertos a causa de sus lágrimas. Miranda notó su tristeza irreprimible en los ademanes de sus piernas. "Flor, ¿por qué no subes con Manu a la habitación? Yo busco helado y las alcanzo ¿sí?" Fue en tanto que Flor y Manuela cruzaron el umbral de su habitación y encontraron la cama, sentándose una al lado de la otra, sin decir mucho más allá que nada. Un silencio que duró pocos minutos. "¿Qué fue lo que te dijo ahora?" A sabiendas de que no era otra la cuestión que tenía así a Manuela que su madre. ¿No era esa siempre la cuestión de todos? No decía nada. "Manu, ayer te escribí un mensaje que nunca te llegó" Sonrió, ladeando el rostro, recordando al destinatario equivocado. ¿Dónde andaría su destinatario? Una mujer a la vez, se repetía. "Te decía que el libro ñah me parecía tedioso" Manuela absorbió todo el contenido refugiado en su nariz. Una mezcla salada entre lágrimas y anhelos frustrados. Derrotas que no se cuentan. "¿Te dije o no te dije que no tenías que leerlo, Flor?" Volvió a sonreír, pero esta vez se lanzó hacia atrás, dejando caer el cansancio del día sobre el colchón. "No quiero un guardián, Manu. Ni quiero ser el guardián de nadie. Yo me quiero caer. Hay que caerse ¿no? Lu me decía eso esta mañana" A los libros se habían concebido ambas y así mismo se escuchaban entre los oscuros laberintos de esas letras. "Hay que caerse" Resopló Manuela, olvidándose del llanto y dejándose caer en la cama. Hay que caerse porque no habrá un guardián en cada montaña. Y montañas habrá muchas. "En mi caso, ¿caerme es irme o quedarme?" Las dos cerraron los ojos y especulaban juntas mientras esperaban a Miranda. Todas las conversaciones entre los seres humanos parecían repetirse. "Ya probaste con quedarte" Acertó Flor en un suspiro, más para sí misma que para Manuela. A veces dos monólogos convergentes no fundaban un diálogo. "¿Flor?" Manuela se limpió el resto de las lágrimas con el cuello de su remera y se puso de lado, recargando todo su peso sobre el codo. Florencia abrió los ojos para escucharla e hizo lo mismo que ella, llevando todo su peso al codo y viendo a su amiga de frente. Hay monólogos que se encuadran desde la mirada, sin necesidad de que en el diálogo se incorpore una esperanza. "¿Me ayudarías a buscar un lugar para mudarme la siguiente semana?" Florencia estiró el brazo para tomar una almohada del respaldo de la cama y colocarla bajo su cabeza. Consideró por un instante la relevancia de la decisión que estaba tomando la persona a su lado. ¿Cómo se tomaban aquellas decisiones en la vida que implicaban un esfuerzo por caer? ¿Qué se hacía al caer? Con qué tanta frecuencia se aferraba uno para aminorar el golpe. "Obvio, pero... con una condición" Manuela alzó una ceja confundida tras la sospecha de aquello que urdía Florencia con su plan. Irguió su cuerpo para cuestionar la misteriosa resolución de su amiga, pero Miranda las interrumpió con un golpe en la puerta y tres potes de helado con tres cucharas encima. Las dos voltearon a verla y Manuela se paró para ayudarle con el helado y poder cerrar la puerta. "¡Flor, creo que me mandé una!" Exhaló con angustia Miranda, apretando las cucharas en sus manos y caminando hacia la cama para acompañarlas. Flor mejor se sentó y se puso la almohada sobre sus piernas, recibiendo el pote de helado azul de las manos de Manuela y una cuchara de la mano de su hermana. "Jazmín está abajo, en la cocina, me vio subiendo con el helado, no dijo nada, pero estoy segura de que se imaginó cualquiera" Flor sacudió sus hombros y apenas alcanzó a darle una cucharada a su helado antes de lanzar la almohada y arrastrar su cuerpo para salir de la cama sin moverlas a ellas. "Jazmín tiene una imaginación muy prolífica últimamente" Con el pote de helado aún en sus manos se recargó sobre la puerta de la habitación, dando un par de cucharadas más antes de prepararse mentalmente para salir a enfrentar a Jazmín. "¿Ya me vas a decir qué fue lo que pasó? La cuñada se notaba bastante enojada, Flopi" Había contemplado decirle a Miranda que no sabía lo que había pasado, pero la verdad era que en el fondo lo sabía perfectamente bien, y ahora era otra su preocupación: ella misma. "Nada, que hoy pasé todo el día con Lu y me vio llegando con Manuela, seguro pensó que le había mentido, y... y ya te habrás dado cuenta ayer que algo tiene con Manu" Miranda asintió, chupando el resto de helado de limón de su cuchara y escuchando en su hermana ni un atisbo de remordimiento. ¿No tenía que haberlo o sí? "No la tenía por celosa a Jazmín" Fue el turno de Manuela de integrarse a la conversación con una risa sarcástica. "¡Casi me saca un ojo ayer en el billar, Miru!" Miranda repasó con celeridad la noche anterior, era verdad que había notado el enfrentamiento, pero en su momento lo había tomado por camaradería inocente, no por brutal demostración de efectos. "Bueno, basta, iré a hablar con mi celosa... y tú..." Le apuntó a Manuela con la cuchara que sostenía aún en su mano. "No te vayas a ningún lado que me debes aún una condición" Manuela asintió y se quedó charlando con Miranda, mientras veían a Florencia salir de la habitación. "Manu, ¿tiene motivos Jazmín para estar celosa de ti?" No se había dejado olvidar Miranda de esa última victoria que le había cedido Manuela a Jazmín al salir del bar.

BalanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora